Respuesta de un docente interino
Como docente interino desearía contestar a la carta que bajo el título de 'Funcionarios docentes' se publicó en este periódico el pasado 5 de octubre. En ella, amén de advertir un tono irónico, e injusto, hacia los compañeros funcionarios de carrera, contiene una serie de errores y medias verdades que se deben aclarar. Decir que la estabilidad de los docentes interinos está supeditada a la cantidad de puestos de trabajo que dejan temporalmente libres los funcionarios de carrera denota un desconocimiento de la realidad del sistema educativo público andaluz. Somos unos 19.000 los docentes interinos en Andalucía, de los cuales 12.000 ocupamos vacantes sin titular. Vacantes que la Administración andaluza ha ido acumulando durante la última década en actitud cicatera y que ha frustrado las aspiraciones laborales de muchos titulados, empujándonos a las bolsas de interinidades, todo ello para tener una 'mano de obra' muy manejable, y ahorrándole cientos de millones de pesetas anuales (no cobramos trienios, sexenios, etcétera).
Se equivoca usted al decir que en última instancia, como profesor contratado-fijo de un centro privado-concertado, su estabilidad depende del director del centro... ¿Qué ocurriría si la Administración dejase de subvencionar los colegios privados e invirtiese todo ese capital en crear plazas escolares públicas, dotarlas dignamente, ampliando y reforzando el mapa escolar público?
Seamos claros, buena parte del profesorado de la escuela concertada tiene estabilidad en el trabajo porque la Administración se ahorra dinero con el sistema de conciertos con colegios privados, mientras que los docentes interinos trabajamos porque hemos superado una o varias pruebas en más de una ocasión y seguimos sin estabilidad laboral porque así la Administración se ahorra muchos millones, más de uno de los cuales se derivarán a la escuela privada.
