Los pilotos suicidas recibieron llamadas desde Madrid poco antes del atentado de Nueva York
La policía extiende su investigación sobre la red española del terrorismo islámico
La policía española estrecha el cerco sobre la red de colaboradores y simpatizantes de Osama Bin Laden en España. Los teléfonos que los suicidas utilizaban en EE UU recibieron dos llamadas desde Madrid semanas antes de que estrellaran los aviones contra las Torres Gemelas, según fuentes de la investigación. En febrero, tres pilotos de Aerolíneas Argentinas fueron despojados de su documentación en el madrileño hotel Meliá Castilla. La policía investiga este robo. Pasaportes sustraídos en España van a parar a las redes del terrorismo islámico.
Después de pasar unos días en España y minutos antes de tomar un avión hacia Estados Unidos, Mohamed Atta se acercó a una de las máquinas de Internet instaladas en el aeropuerto de Madrid-Barajas, depositó varias monedas de 100 pesetas, navegó un rato por la Red y envió un mensaje de correo electrónico. Sólo unos días después se estrellaba contra una de las Torres Gemelas de Nueva York.
No fue Atta el único hombre de Bin Laden que dejó su rastro en España justo antes de los atentados del 11 de septiembre. Mohamed Bensakhira, considerado uno de los lugartenientes del terrorista saudí, también deambuló por Alicante el pasado verano. Durante días se hizo pasar por vagabundo a pesar de que en su país de residencia, Alemania, se permitía la vida de un ejecutivo. ¿Qué vinieron a hacer aquí Atta y Bensakhira? ¿Quiénes fueron sus contactos? Y, sobre todo, ¿qué papel juega España en el entramado terrorista de Bin Laden?
Para responder a las dos primeras preguntas, la policía española ya cuenta con una pista fundamental. La CIA acaba de hacerle entrega de un número de teléfono -de la provincia de Madrid- desde el que alguien llamó dos veces a Mohamed Atta a Estados Unidos a finales de julio. Las pesquisas aún no han dado resultados, pero de la investigación ya se desprenden varias evidencias y posiblemente la respuesta a la tercera pregunta: España desempeña una función importante en el terrorismo islámico.
Ajetreo de pasaportes
Valga este ejemplo: sabido es que una forma muy efectiva de colaborar con la banda de Bin Laden o con cualquier otra organización criminal consiste en surtirla de pasaportes, permisos de residencia o carnés de conducir falsos. Pues bien, los servicios de espionaje españoles están detectando en los últimos días un ajetreo considerable en torno a las rutas habituales del robo y la falsificación de documentos. Cientos de pasaportes, según fuentes policiales, están siendo enviados a Marruecos y Argelia. Y algunos de los remitentes forman parte del grupo de 200 árabes residentes en España y que son vigilados por la policía desde hace años como sospechosos de pertenecer a alguno de los 17 grupos satélites de Bin Laden.
Hay más ejemplos. Según se acaba de saber, una de las tapaderas del terrorista de origen saudí para mover su dinero y sus efectivos por el mundo es el negocio de la miel. Y, quizá no por casualidad, a ese sector pertenecen algunos de los comercios investigados desde hace tiempo por la policía y la Guardia Civil. Negocios perfectamente legales, regentados por musulmanes españoles pero cuya verdadera razón de ser dista mucho de la que figura en la licencia de apertura.
¿Qué hace la policía mientras tanto? Según Pío Cabanillas, el ministro portavoz, 'Interior sabe lo que tiene que hacer y lo está haciendo'. Ni un detalle más. Hay mucho interés en el Gobierno por que no trasciendan a la opinión pública las medidas que se están adoptando, quizá para no alarmar a la población. De hecho, mientras el presidente de Estados Unidos, George Bush, admite que hay un cien por cien de posibilidades de que se repita un atentado terrorista, aquí, Mariano Rajoy, el ministro del Interior, no considera 'previsible' un ataque en suelo español. ¿De dónde procede tanta seguridad? Según fuentes de su propio ministerio, 'de ningún lado. No tenemos constancia ni de una cosa ni de la otra. Se están reforzando las medidas de seguridad en torno a posibles objetivos. Pero no hay ningún dato más de los que aporta el sentido común'.
'Ahora todo el mundo habla de Bin Laden como si fuera de la familia, pero, policialmente hablando, ¿quién lo conocía hace un mes?', reflexiona un alto cargo de Interior. 'Aquí', continúa, 'hasta el 11 de septiembre sólo interesaba el terrorismo de ETA, y a ver quién le decía a Mayor Oreja [el anterior ministro del Interior] que necesitábamos más dinero para investigar a un árabe muy peligroso'. La Guardia Civil, por ejemplo, sólo emplea a medio centenar de agentes al mando de un comandante para investigar y luchar contra el terrorismo islámico. 'Lo más preocupante de todo', concluye, 'es que donde investigamos encontramos un rastro preocupante'.
A pesar de la falta de medios, tanto policía como Guardia Civil han redoblado su vigilancia sobre los llamados comandos durmientes. Como consecuencia, los sospechosos apenas van a las mezquitas -su entorno preferido de reunión- y también han reducido su actividad social, pero no su colaboración con la causa.
Aún no se sabe qué escribió Mohamed Atta en la máquina de Internet del aeropuerto, pero sí que los discípulos de Bin Laden utilizan la tecnología más avanzada para practicar la guerra santa. Lo que no pueden pregonar los muecines más radicales desde la atalaya de sus mezquitas figura en un mensaje de correo electrónico enviado el pasado mes de agosto a los seis sospechosos detenidos un mes después en España: 'Habrá novedades importantes. Hay que fomentar el enfrentamiento entre Oriente y Occidente'.
Una operación inminente
La presión de EE UU y el miedo a los nuevos atentados anunciados esta misma semana por Bin Laden están a punto de hacer cambiar la política española con respecto al terrorismo islámico. Si hasta ahora la policía se limitaba a ver, oír y esperar, fuentes policiales pronostican nuevas redadas. Alguna, con carácter inminente. La practicada el pasado 26 de septiembre puso de manifiesto que hasta los comandos durmientes tienen vínculos muy directos e información actualizada de lo que se cuece en las zonas más calientes del islam. Pero no todo se reduce a los jóvenes suicidas, dispuestos a morir por la causa. La policía también vigila a empresarios respetables, con negocios abiertos desde hace tiempo y muchos años de residencia en España, que podrían estar suministrando material y tecnología a los grupos terroristas relacionados con Bin Laden. Entre los vigilados figuran también estudiantes, muchos residentes en Córdoba y Granada, y un amplio abanico de profesionales liberales. Uno de ellos es Tayseer Alouny, ex periodista de la agencia Efe en Granada y hoy corresponsal de la cadena Al Yazira en Kabul, que recibió las imágenes de Bin Laden en las que éste anunciaba nuevos atentados. La policía intenta controlar los movimientos que rodean a varias mezquitas en Valencia, Alicante, Granada, Córdoba, Fuengirola y Madrid, cuyos alrededores son frecuentados por presuntos activistas de algunos de los 17 grupos terroristas islámicos que tienen apoyo en España. La colaboración con otras policías es muy estrecha, en especial con los agentes de la CIA destacados en la Embajada norteamericana en Madrid.
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