Pablo Auladell se consolida entre los jóvenes autores de tebeos
El dibujante publica el álbum titulado 'El camino del titiritero'
Pablo Auladell (Alicante, 1972) es uno de los autores jóvenes que está despuntando en el panorama nacional de los tebeos. Lo hace casi sigilosamente, narrando de una manera sugerente y personal en su nuevo álbum llamado El camino del titiritero. Sin hacer ruido, y tras hacerse con el Premio Nacional del Injuve del pasado año 2000, Auladell se está labrando un reconocido prestigio.
Signo inequívoco de esta reputación la salida a la calle de su nuevo álbum, publicado por Edicions de Ponent, una editorial que parece cada día más convencida de las apuestas por jóvenes de talento a la vez que por recuperar autores injustamente olvidados que siguen teniendo cosas que ofrecer. Si antes del verano llegaban con El Cubri, en esta ocasión es el filólogo alicantino Pablo Auladell el que ha plasmado su personal estilo en las 76 páginas de esta pequeña maravilla editada en rústica.
Lo curioso del asunto es que Auladell dedica sus esfuerzos principalmente al campo de la ilustración, con especial incidencia en su vertiente infantil (de la mano de Miguel Calatayud) y no suele prodigarse demasiado en un mundo que probablemente le satisface tanto en lo artístico como le decepciona en lo crematístico. En las páginas de El camino del titiritero, Auladell nos pasea por el ambiente musical de a pie ubicado en un Alicante urbano, el que cualquier joven puede encontrar. Algunos bolos, medio momento de gloria, mucho andar, personajes con filosofía de vino a granel y con un juego de grises que parece clamar por las medias verdades y por la relatividad de todo cuanto acontece en sus páginas, repletas de un tinte autobiográfico que ayuda a encajar mejor el conjunto de la obra.
'Perdón por haber querido ser diferente. Por no querer vivir esperando el fin de semana o las vacaciones'. Esas palabras que cede a su protagonista vienen a identificar directamente el rumbo que parece tomar Auladell, lo que es bastante característico de gran parte de su generación de autores: un fuerte individualismo que resulta paradójico. Muchos de los nuevos autores españoles son extremadamente innovadores y arriesgados, y como tales, difíciles de encajar en una industria que apenas es tal: igual que hay dibujantes volcados en la producción norteamericana, mucho más metódica e indiscriminada, hallamos artistas de corte europeo, cuyo nexo de unión es la misma diferencia y autoafirmación.
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