La Liga española se pone dura
Manuel Pablo y Nené, con roturas graves, se unen a la larga lista de problemas musculares
Dos futbolistas, en el corto plazo de cuatro días, han salido con una pierna rota de un campo de juego. Las imágenes de Manuel Pablo, del Deportivo, sujetándose su pierna derecha, fláccida, tras una entrada de Giovanella, del Celta, encogió el corazón de Riazor y de los espectadores de los servicios informativos de todas las televisiones. Diagnóstico: rotura de tibia y peroné, una lesión que anula toda una temporada y que en su caso puede suponer que se pierda el Campeonato del Mundo de Corea y Japón 2002. Cuatro días después, un jugador más modesto, con apodo de brasileño acreditado, Nené, del Burgos, sufría una rotura de peroné y ligamentos tras una entrada de Pepelu, del Jaén, con idéntico resultado: seis meses de baja como mínimo y, por tanto, adiós al curso cuando su equipo disfruta de una situación privilegiada.
Las lesiones se acumulan al principio y al final de la temporada por la sobrecarga de trabajo o el cansancio
El Depor y el Barça son un compendio de mala suerte y añaden muchas bajas a las causadas por el 'virus FIFA'
La Liga se pone dura, añadiendo al habitual rosario de lesiones musculares que asuelan a los equipos en los arranques de la campaña un componente de dureza circunstancial en cada partido. 'Las temporadas son como los partidos', afirma el jefe del servicio médico del Athletic, Sabino Padilla; 'las lesiones siempre se procuen al principio o al final del encuentro. En las temporadas ocurre lo mismo: las lesiones musculares se suceden al principio y al final del campeonato'.
Los casos de Manuel Pablo y Nené son distintos. Lo suyo ha sido infortunio, puro y duro. El lateral deportivista incluso exculpó a Giovanella, 'que no hizo ni falta'. Manuel Pablo se desconsolaba preguntándose 'adónde iba yo por ese balón', en la divisoria de los dos terrenos.
Nené no lo tenía tan claro: 'La entrada de Pepelu fue muy dura, a destiempo y no venía a cuento', aunque reconocía: 'Son cosas que no vienen a cuento. Otro día puedo hacerla yo'.
La suma de las dos lesiones habría resultado definitiva. 'La suerte de Manuel Pablo es que la lesión no le alcanzó ninguna articulación porque entonces su futuro futbolístico habría sido muy difícil', afirma Padilla. Nené sí sufrió una lesión ligamentosa en el tobillo izquierdo a cambio de salvar la tibia, pero no el peroné.
El ligamento también le ha robado medio año a Simeone y las lesiones musculares asuelan al Lazio de Mendieta, que no levanta cabeza en la Liga italiana. Farinós, por una pubalgia, también tiene un pronostico de cinco meses. El fútbol no tiene fronteras.
Con sólo siete jornadas disputadas, el virus muscular ha resultado más dañino que el virus FIFA, el del éxodo de los internacionales, previsto en el tiempo. El Barcelona, por ejemplo, ha padecido los dos a la vez. Con la baja de Abelardo, sufrida en la temporada pasada, ha ido acumulando lesiones. Overmars, Reiziger, Alfonso, Cristanval y Rochemback se han perdido buena parte de la actual temporada por esguinces o roturas fibrilares. Hasta Rivaldo sufrió la primera lesión de su carrera, en el partido Brasil-Argentina, añadiendo más zozobra todavía al equipo azulgrana.
Las pretemporadas son siempre peligrosas. Al Alavés le costó a Desio, añadiéndose a la baja acumulada de Eggen, con la rodilla maltrecha tras un golpe con el poste en el estadio Bernabéu la pasada campaña. Al Alavés, como a la Real Sociedad, las lesiones le han devastado el medio campo. Al Valencia le han afectado en su zona defensiva: a Angloma, con la rodilla mal desde la pretemporada, el futuro se le antoja difícil. El otro lateral, Fabio Aurelio, ha sufrido una lesión de ligamentos, mientras Baraja soporta una lesión muscular que al principio no parecía grave, pero que le ha impedido debutar. El Valencia le ansía.
El Deportivo se sobrepone al síndrome Manuel Pablo, pero sale a lesionado por partido. Mauro Silva sufrió un pinchazo en el muslo que le ha sacado del equipo. Djalminha no se recupera de su lesión de la pasada campaña y, frente al Barcelona, se volvió a romper Makaay, tan explosivo como frágil.
El Real Madrid tampoco ha escapado a la fatalidad. Flavio Conçeiçao ha tenido que acabar en el quirófano, probablemente en el momento más importante de su carrera. El brasileño, por su lesión, ha visto aplazada una polémica que quería resolver.
El músculo del jugador se antoja algo tan potente como sutil, que necesita ejercicio y campos poco secos. Los equipos aún no han acumulado un esfuerzo supremo, a pesar de que algunos disputen competiciones europeas, y por ello el riesgo de la rotura muscular se hace más patente. Sergi se lesionó ante el Mallorca en una arrancada, Makaay hizo lo propio en un intento de disparo. Jugadas que parecen propias de una pretemporada y que se producen con la competición en marcha.
Ni siquiera se puede apelar a la dureza de los campos de juego, un argumento muy utilizado en otros tiempos. Las instalaciones no son hoy el problema. La exigencia parece una razón más convincente. El jugador, más fresco al inicio de la temporada, fuerza más cada acción, aunque su nivel físico está menos entrenado. El riesgo de rotura es consecuentemente mayor. La siguiente factura vendrá al final del campeonato, cuando el músculo se encuentra más castigado.
La igualdad de la Liga, en su inicio, amotina el fútbol y los equipos. Las lesiones son un argumento definitivo. El Espanyol, por ejemplo, que acudió con lo puesto al Bernabeu, se llevó cinco goles de un equipo en crisis. Palencia, Iván Díez, Tamudo, Roger y Benítez eran demasiadas ausencias para un cuadro con los mimbres ajustados.
Equipos como el Athletic o el Villarreal miran los toros desde la barrera. El conjunto castellonense no sufre mayores problemas físicos y el vizcaíno sólo cuenta con la baja habitual de Alkorta, un misterio en cuanto a su futuro, y la de Tiko, con una lesión muscular producida en un entrenamiento.
Jordi Cruyff, Magno, Saviola y un largo etcétera engordan la Liga de las lesiones, con el músculo de por medio, cuando sólo se llevan seis jornadas disputadas y queda casi todo el campeonato por delante. El fútbol se pone duro sin que medien entradas como las de Giovanella o Pepelu. El propio ritmo de la competición exige de los jugadores un esfuerzo que no siempre aguantan sus piernas. Es un asunto internacional y se incrementa en función de la intensidad competitiva de los equipos.
'La frecuencia del esfuerzo al principio y al final pasa factura', afirma Padilla. 'Al principio, se nota el cambio en la cantidad de trabajo; al final, se nota el cansancio o la ruptura en el cambio de intensidad', afirma el médico del Athletic, que vive este año un comienzo de Liga tranquilo.
La exigencia física del fútbol va en proporción a su exigencia presupuestaria. Los jugadores cobran más, pero se rompen más. El músculo no lo aguanta todo.
El estrés también daña
Gaizka Mendieta, del Lazio, explicaba esta semana el mal momento de su equipo en función de las lesiones que les persiguen. Yendo más lejos, añadía que el estrés que impregna a la plantilla para conseguir los objetivos marcados colabora en la avalancha de lesiones. 'El cansancio mental tambien provoca daños musculares', afirmaba. Los médicos corroboran esa impresión, aunque con matices. El estrés, por sí mismo, no es una causa de lesión, pero ayuda. 'No es que te lesiones por estar estresado' asegura Sabino Padilla, 'pero lo cierto es que una situación de estrés limita la benevolencia de los trabajos de entrenamiento y eso favorece las lesiones' 'Cuando estás estresado o presionado en tu trabajo personal, no duermes bien, tienes una mala concentración y la sobrecarga mental acaba por afectar a tu entrenamiento', recuerda Padilla, que lo compara con cualquier otra actividad: 'Cuando tienes tu cabeza en otro sitio, no realizas bien tu trabajo. En el fútbol ocurre igual, lo que incrementa el riesgo de caer lesionado incluso en la jugada más tonta'. Los futbolistas suelen comentar que cuando duermen están trabajando. La siesta forma parte del entrenamiento profesional de un deportista. 'Ese descanso es el que luego, en el partido, te permite trazar bien el pase o llegar a ese balón que parecía imposible', asegura un futbolista del Athletic con una larga experiencia en la Primera División. Los campos de juego ya no son excusa. La dureza del césped se ha ido igualando y ya no se estila como argumento para explicar las lesiones. La sobrecarga de trabajo y, en menor medida, el estrés ayudan a romper al jugador, sometido a una intensidad psicológica y física que se concentra en su estructura muscular.
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