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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Criterio empresarial en las aulas

ITP, Gamesa y Sener elaboran un plan de estudios para formar a ingenieros en tecnologías aeronáuticas

En una nueva forma de encarar la colaboración entre universidad y empresa, el triángulo aeronáutico vasco ha diseñado los contenidos de un curso de especialización en las más modernas tecnologías de estructuras y propulsión de aviones para el alumnado del último curso de la Escuela de Ingenieros de Bilbao.

En el Aula Aeronáutica de la universidad pública vasca se desarrollarán proyectos de investigación en diseño de aviones
'No estamos dispuestos a formar a los alumnos sin saber a dónde los vamos a mandar a trabajar', dice el director de la escuela

Que la Universidad tiene que mirar a la empresa y adecuar sus estudios a las demandas del mercado laboral es una realidad asumida desde hace tiempo. Lo que ya no es tan común es que el mundo universitario confíe una de sus principales funciones, la elaboración del plan de estudios, a las empresas. Este cambio de papeles lo ha asumido sin ningún trauma la Escuela de Ingenieros de Bilbao, que comenzará a impartir un curso de especialización en tecnologías aeronáuticas elaborado por las empresas Gamesa, ITP y Sener.

Esta iniciativa novedosa, denominada Aula Aeronáutica, arrancará mañana cuando los 24 alumnos que estrenan la especialidad escuchen el discurso del vicepresidente de Airbus, Juan Herrera Iborra. La presencia de Herrera es una de las pruebas del enfoque claramente empresarial de la Escuela de Ingenieros de la UPV, que en sus 104 años de historia se ha distinguido por centrar su atención y objetivos en el entorno industrial más que en el mundo académico.

'No estamos por la labor de formar gente sin saber adónde la vamos a mandar a trabajar', asegura Javier Muniozguren, director de la escuela bilbaína, que tiene tan asumida la filosofía de servicio a la empresa que define a los ingenieros formados en el centro como 'un producto aquilatado'. 'El mercado sabe lo que nos compra cuando contrata a nuestros ingenieros', asegura Muniozguren, el cual no oculta su satisfacción por haber logrado que el triángulo aeronáutico vasco se involucre en el contenido del curso. 'Es la primera vez que hemos conseguido que las empresas elaboren el plan de estudios. Lo hemos intentado con otros segmentos, pero sin éxito', añade.

ITP, Gamesa y Sener ejercen un indiscutible papel tractor en el negocio aeronáutico vasco, tan reciente como boyante, y que incorpora cada año 350 nuevos trabajadores. Estas tres empresas lideran el Cluster Aeronáutico vasco, que integra también a una batería de pymes de alta tecnología y talleres de mecánica muy desarrollada.

Esta iniciativa de formación llega en un mal momento para este negocio, que comenzó a experimentar un ciclo a la baja en junio y que ha sufrido un duro golpe con los atentados contra EE UU del pasado 11 de septiembre. Pese al negro panorama, Joaquín Coello, presidente del Cluster Aeronáutico vasco y consejero delegado de ITP, anunció en la inauguración del Aula Aeronáutica que las empresas vascas estancarán su crecimiento en el próximo trienio, pero no sufrirán el 30% de reducción de actividad global prevista.

Además de ofrecer a las empresas jóvenes ingenieros formados en las tecnologías y materias que demandan, el Aula Aeronáutica impartirá formación continua y reciclará a los ingenieros que trabajan en las empresas del sector.

La tercera pata de esta iniciativa está en la investigación. Dotada con los más modernos equipos e instalaciones informáticas, en el Aula Aeronáutica 'se desarrollarán proyectos de investigación y desarrollo tecnológico en el campo del diseño aeronáutico y sus soportes informáticos', explica Muniozguren.

Los futuros ingenieros y los colegas que trabajan desde hace años en el sector aeronáutico vasco se formarán, entre otras materias, en la versión 5 de Catia, un programa informático estándar de diseño aeronáutico que rebasa el mundo de los aviones y que se ha utilizado, entre otros proyectos, en el diseño del Museo Guggenheim de Bilbao.

En el último lustro, la escuela ha realizado más de 200 proyectos de investigación para resolver problemas concretos planteados por las empresas, y en lo que va de año, el centro universitario ya ha firmado acuerdos de este tipo con más de 60 firmas.

La BBK y la Diputación de Vizcaya han costeado los 332 millones necesarios para poner en marcha esta iniciativa de formación, que contempla también la realización de proyectos de fin de carrera que propondrán ITP, Gamesa y Sener. Aunque esta última es una forma de colaboración con el mundo industrial que la escuela bilbaína lleva realizando desde hace años. Sólo el curso pasado, más de 500 alumnos se beneficiaron de 254 convenios firmados con empresas de diferentes sectores.

'Ésta es una escuela que ha tenido alrededor a una industria potente en la que siempre nos hemos mirado', explica el director del centro, que ha demostrado la eficacia de su política. Cerca del 70% de los estudiantes tienen un puesto de trabajo antes de terminar la carrera, y el plazo medio de colocación para el resto del alumnado es de tres meses.

A finales del siglo XIX, los hijos de la alta burguesía vasca, repleta de apellidos ilustres ligados a la industria y la banca que todavía hoy perduran, se marchaban a estudiar al extranjero para formarse como ingenieros y suceder a sus padres al frente de las empresas. Llegó un momento en que había más plazas de directivos que hijos de apellidos ilustres para ocuparlas. En 1897, la Diputación de Vizcaya y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación crearon la Escuela Superior de Ingenieros de Bilbao. Hoy, 104 años después, no son los estudiantes, sino los profesores los interesados en venir a Bilbao. De hecho, en el Aula Aeronáutica impartirán clases docentes de las universidades Cranfield de Londres y Supaero de Toulouse, además de profesores de la Politécnica de Madrid.

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