Decisiones correctas y transparentes de inversión

El libro que acaba de publicar el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Las Palmas recuerda que muchas decisiones económicas de importancia no se toman por el mercado y que, incluso allí donde no opera el mercado, los economistas pueden ayudar a tomar decisiones a los políticos y reguladores. El Análisis coste-beneficio no sólo es útil para decidir proyectos de inversión, como, por ejemplo, trasvases o construcción de carreteras, sino también para valorar otras políticas públicas que tienen consecuencias económicas.

El libro tiene una primera parte general donde se explican los conceptos teóricos básicos, el proceso de valoración, la diferencia entre precios de mercado y precios-sombras, los criterios de decisión, las formas de tratar el riesgo y la incertidumbre, y cómo se pueden valorar los efectos sobre la distribución de la renta. Estas cuestiones se pueden encontrar también en otros manuales en inglés pero lo que es único para el lector español es la segunda parte del libro, donde el autor expone cuatro aplicaciones del análisis coste-beneficio a cuatro asuntos que tienen un gran interés para la economía española.

Así, en primer lugar, evalúa la privatización de empresas de autobuses. Otra aplicación de las técnicas expuestas en la primera parte es la dedicada a hacer un balance de costes y beneficios del turismo, en la que trata temas tan actuales como la congestión generada por el turismo o la posibilidad de aprobar impuestos para corregir esa congestión. El tercer capítulo es un análisis coste-beneficio del AVE, cuyo balance es tan dudoso que sería interesante que el Ministerio de Fomento hiciera públicos los análisis coste-beneficio de los AVE que está construyendo ahora en España. Finalmente, el último capítulo sirve de ayuda a quienes diseñan las concesiones de operación privada de infraestructuras de larga vida, como las de transporte, eléctricas o hidráulicas.

Sobre algunas de estas cuestiones hay en España otros tratamientos especializados (por ejemplo, en el caso concreto de la construcción y operación privada de infraestructuras, José Trujillo ha publicado algunos artículos muy interesantes), pero el libro de De Rus tiene el mérito de haber sabido reunir en relativamente pocas páginas, los principios teóricos, los métodos de análisis y algunos ejemplos reales de aplicación en una síntesis que será imprescindible para funcionarios, reguladores y todos aquellos que desde el sector privado realicen informes o hagan propuestas a reguladores o responsables de inversión pública de las distintas administraciones.

Los análisis coste-beneficio no pueden suplantar a los políticos. Cuidar los mecanismos democráticos es la mejor forma de obtener decisiones correctas en el ámbito público, pero el análisis coste-beneficio puede ser un buen instrumento, no tanto para que los políticos hagan lo que los técnicos dicen como para que a algunos políticos les sea más difícil adoptar decisiones que no defienden el interés general, sino intereses particulares. El análisis coste-beneficio obliga a la transparencia de las decisiones públicas y, como se sabe, la transparencia es a la política lo que la competencia es al mercado.