Los sobrinos de la condesa
El nombramiento de José María Arias Mosquera como presidente del Banco Pastor no sorprendió a nadie, ni siquiera por anteponerse en el organigrama a su hermano Vicente, unos años mayor. Algunos los confunden físicamente y les cambian nombre y trato -'incluso responden lo mismo y casi con las mismas palabras, cuando preguntas a uno y otro', señala uno de sus interlocutores profesionales-, pero el predilecto de la condesa de Fenosa, Carmela Arias y Díaz de Rábago, fue José María, que va a cumplir 48 años, seis menos que Vicente. Los dos se han preparado durante toda su vida para esta sucesión, que deja a Vicente al frente del Grupo de Empresas y como vicepresidente ejecutivo del propio banco.
Ambos se titularon en Derecho por la Universidad de Santiago y han realizado varios programas de alta dirección en el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa. Ambos se incorporaron al banco como letrados de su asesoría jurídica, pero no tanto para litigar como para conocer desde ahí todos los entresijos de la entidad, de sus empresas y oficinas. Para conocer y darse a conocer al personal. Así fueron creando cada cual su impronta en la casa.
A los dos se les encuentra un estrecho parecido con la condesa por más que el uno, José María, resulte tímido y retraído, y Vicente, más locuaz y dicharachero. José María es el corredor de fondo, el trabajador minucioso, el hombre de los resultados. A Vicente se le reconoce brillantez, inteligencia financiera. Los dos afloran con frecuencia un punto de candidez, de buenas personas, que traiciona la imagen del banquero con colmillo retorcido.
Los hermanos Arias Mosquera saltaron a la primera línea ejecutiva del banco en 1995, tutelados por Guillermo de la Dehesa, que lo venía gestionando desde 1988 como consejero delegado y cuyas funciones ellos asumieron como vicepresidentes ejecutivos. De la Dehesa, no obstante, continuó con esa labor de tutoría desde una asesoría ad hoc de la presidencia.
A los dos hermanos les identifica, además, su afición al mar, a navegar, su preferencia por la comida gallega, su gusto por la sencillez y la austeridad, contra boatos y ostentaciones, su querencia a pasar inadvertidos y por la vida hogareña. A Vicente le gusta el cine -La vida es bella es una de sus películas favoritas- y José María mostró siempre un gran interés por la Fundación Barrié de la Maza, que desarrolla la proyección cultural del Banco Pastor.
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