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Reportaje:

El banco emigrante

Comytel solicita una ficha al Banco de España para gestionar giros postales de los inmigrantes

Cristina Vázquez

Comytel nació en Valencia en 1992 como importadora de teléfonos y contestadores. En 1995 dio el salto y entró en el negocio de la telefonía pública y en febrero de 1996 homologó su primer teléfono público. Cinco meses después de enganchar su primer aparato, el parque aumentó hasta los 3.000 teléfonos, que fueron 7.600 el año siguiente y superaron los 14.000 en 1999. Hoy, Comytel se ha convertido, con 16.500 teléfonos públicos instalados en toda España, en la segunda compañía, tras la filial de Telefónica Cabitel, con más del 30% del mercado. Es, además, uno de los cinco primeros clientes de Telefónica, compañía a la que este año abonará unos 2.000 millones de pesetas en concepto de alquiler de líneas. El grupo, que forman 27 sociedades -la expansión de Comytel en otras zonas de España se ha producido siempre de la mano de socios locales-, ha ampliado su red de servicios a Internet y al negocio de los locutorios étnicos. Antes del verano solicitó una ficha al Banco de España para gestionar giros postales y se dipone a crear el banco del inmigrante.

El grupo comenzó hace un años la instalación de cibercabinas o quioscos multimedia desde los que se puede navegar por Internet

Juan S. Peiró recaló en el negocio de los teléfonos públicos, un coto cerrado hasta 1994, tras una dilatada carrera como abogado en empresas como Gallina Blanca, Perfumes Gal, Banco Atlántico o el Grupo Lladró. En compañía de otros dos socios -Miguel Agut y José Vidal-, Peiró, director gerente y consejero delegado de Comytel, se introdujo en el negocio de la telefonía cumplidos ya los 50 años. Conocedor profundo de la dinámica bancaria, Peiró concluyó que el negocio de la telefonía era más una cuestión de gestores que de ingenieros. 'Colocar teléfonos es muy fácil, lo difícil es hacerlos rentables', asegura sin perder de vista que desde hace cinco años el precio de las llamadas no ha subido. Comytel compra minutos a cinco operadores diferentes, aunque es Telefónica, con la que no siempre ha sido fácil el trato, su principal proveedora al proporcionarle el 95% del tráfico de voz.

La telefonía móvil ha revolucionado el sector y enfriado el negocio de los teléfonos fijos. Lejos de amilanarse, Comytel ha decidido reestructurar su red y este año no sólo no aumentará su parque de cabinas sino que lo recortará en 1.000 aparatos. Su pretensión es facturar lo mismo o más con menos teléfonos en servicio.

El grupo amplió hace un año su catálogo con la instalación de cibercabinas o quioscos multimedia, desde los que se puede navegar por la red de redes. Tiene ya medio centenar en servicio y espera llegar al millar en 2002.

La última incursión ha sido en los locutorios para inmigrantes. Explota 215 en todo el país, de los que sólo ocho son propios. Peiró busca socios para impulsar lo que ha bautizado como 'el banco del inmigrante', un punto de encuentro en el que este colectivo disponga de todo tipo de servicios. 'Llamadas más baratas, gestoría, agencia de viajes e incluso una ficha bancaria para tramitar giros postales a los países de origen de estos trabajadores', explica. 'No hay nadie en estos momentos que esté ofreciendo este servicio'. Peiró está en negociaciones con otros accionistas para robustecer los cimientos de este negocio.

Comytel, que tien 270 empleados y 25 oficinas repartidas por toda España, cerrará este ejercicio con una cifra de negocio superior a los 7.000 millones de pesetas.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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