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El Cigala empapa el flamenco de sonidos negros en su nuevo disco

'Corren tiempos de alegría', con Bebo Valdés y Jerry González, inaugura un sello flamenco

Diego El Cigala (Madrid, 1968) lleva el pelo por encima de los hombros, anillos de oro en ambas manos y atuendo deportivo, impecablemente planchado. Corren tiempos de alegría, su nuevo disco en el que colaboran Bebo Valdés y Jerry González, respira flamenco puro, pero nace con voluntad de fusión, aunque a él no le guste esa palabra y prefiera hablar de 'sonidos negros'.

'El flamenco ya está hecho; no vamos a descubrir nada. Sí se puede enriquecer', explica el cantaor. El artista sitúa en esa línea de mejora del género su nuevo trabajo en el que colabora con Jerry González y Bebo Valdés. Su voz se acopla al piano de Bebo y a la trompeta de Jerry como si se conocieran de toda la vida. No era así antes de grabar el disco. Fue el realizador Fernando Trueba el que propició el encuentro entre los músicos: 'Una tarde nos presentamos en su casa Javier Limón , Niño Josele [su guitarrista] y yo para ver Calle 54. Cuando vimos a Bebo con Cachao nos quedemos traumatizados'. El octogenario pianista cubano tocó en Madrid unos días después y a la salida del concierto se fueron todos para casa de Limón. Bebo se puso un piano pequeño sobre las rodillas y El Cigala le cantó el bolero Somos amigos. Allí mismo decidieron que había que grabarlo. 'Llegó por sí solo; creo que fue algo que estaba predestinado. Bebo conocía a Granados y a Falla y había visto un vídeo de Carmen Amaya, pero no sabía nada de flamenco', cuenta. 'Como músicos compaginamos en todo, pero fuimos nosotros los que nos adaptamos a su música. Señor del aire es un palo muy habanero, no hemos querido transportarle a tocar por bulerías, aunque en el disco haya una, La loba'.

Al pulso cubano le metieron después el soplo jazzístico de Jerry Garcia -'He aprendido mucho de la armonía de su trompeta; capto notas que antes no escuchaba'-, que tampoco conocía excesivamente el flamenco, y el resultado son 12 canciones que han sido aplaudidas por los flamencólogos más recalcitrantes. 'Sabíamos que corríamos un riesgo porque nuestra música se mueve en un mundo muy cerrado, pero creo que hemos dejado patente lo que somos, flamencos'.

En realidad Diego se llama Ramón, pero todos le conocen por el primer nombre. 'Fue una discusión en la pila bautismal entre mi padre y su tío lo que motivó que tenga un nombre en el carné de identidad y que le llamen por el otro'. Lo del Cigala fue cosa de los hermanos Losada, con los que cantaba hace años. Diego es sobrino de Rafael Farina y ha cantado para grandes del baile como Mario Maya, El Güito, Manuela Carrasco y Manolete.

Todavía sigue tan delgado como cuando le llamaban Cigala, pero ahora ha decidido dar un giro a su vida. Ha dejado las calles del Rastro en las que nació y creció y se ha mudado a una casa con jardín en la localidad de Robledo de Chavela. 'Madrid ya no me llevaba a nada. Salía demasiado y me pasaba cada día', dice. La consideración social de los músicos flamencos ha cambiado bastante en los últimos tiempos. Salvo excepciones se les consideraba animadores de fiestas para señoritos y ahora están revestidos de todo el glamour que acompaña a las estrellas. Tienen un público fiel que llena los teatros y que canta sus canciones. 'Camarón fue uno de los primeros en abrir esa frontera, pero creo que la condición de estrella sólo puede perjudicarte si no eres un artista humilde'.

Corren tiempos de alegría inaugura, junto con los álbumes de Esperanza Fernández y El Sorbo, el sello flamenco Tablao, dedicado a difundir una de las músicas con mayor seña de identidad. La presentación pública del nuevo sello se realizará esta noche en el madrileño Teatro Lope de Vega. 'Corren tiempos de alegría, es un disco para llevarlo al escenario'.

El cantaor Diego el Cigala.
El cantaor Diego el Cigala.BERNARDO PÉREZ
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