El Celta enfanga su prestigio

Como estaba previsto, el Celta superó la eliminatoria. Como nadie se esperaba, lo hizo con el corazón encogido, haciendo grande a un rival menor como el Sigma Olomouc checo, que no sólo empezó la tarea con cuatro goles de desventaja, sino que se llegó a ver a seis de la eliminatoria. Pero con todo a favor, con 0-2 en el descanso, una desastrosa segunda mitad del Celta le envió al alambre, del que no se desplomó de milagro.

Hubo siesta general a partir del minuto dos, que fue lo que tardó el Celta en certificar la inicial debilidad de su rival, todavía encogido por la diferencia del partido de ida. Jesuli no encontró obstáculos para llegar a la frontal del área ni Benni McCarthy para regatear a Latal, que se dobló ante el frágil quiebro del sudafricano. McCarthy alojó el balón en la portería con suavidad.

Si prácticamente no había eliminatoria, el segundo gol pareció acabar incluso con el partido, que sólo se agitaba por las ganas de agradar de algún suplente y por el empuje de los checos, tan voluntariosos como inocentes. Gozó de más oportunidades el Sigma Olomouc que los de Vigo en la primera mitad, pero en el área visitante se pusieron en evidencia ciertos problemas del equipo checo, arrugado ante la vasta tarea que tenía por delante. Pero la ventaja acabó por perjudicar más al Celta que a su rival.

La indolencia del equipo vigués irrumpió en el segundo tiempo, en el que encajó cuatro goles en los primeros veinte minutos. No sólo significaba la primera vez que el equipo de Fernández encajaba un tanto en sus seis primeros partidos, sino un encuentro torcido y una eliminatoria en el alero. Desplomado, vio cómo uno tras otro los goles caían en su portería en veinte desastrosos minutos.

Por increíble que parezca, se vio el Celta en la necesidad de acumular defensas y defender a mordiscos un partido que por momentos pareció que se le iba. Finalmente no ocurrió, pero buena parte del prestigio celeste se quedó enfangado en el césped de Olomouc.