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Una perforadora sembró la alarma en el 'túnel de la risa' al horadarlo por error

Vicente G. Olaya

La alarma sustituyó la semana pasada a la risa en el túnel. El conocido como túnel de la risa, construcción subterránea que une las estaciones ferroviarias de Chamartín y Atocha, fue taladrado el pasado día 19 por una perforadora contratada por el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), organismo que depende del Ministerio de Fomento.

La perforadora realizaba catas en el paseo de la Castellana para determinar la composición del terreno por el que pasará el nuevo túnel que Fomento quiere construir para los futuros trenes de alta velocidad. Pero los técnicos se equivocaron al elegir el lugar. Por error, taladraron el túnel de la risa, y parte de la bóveda se desplomó sobre la vía justo cuando pasaba un tren de cercanías.

Renfe reconoce que se produjo 'alarma entre los viajeros, que tenían muy reciente el atentado contra las Torres Gemelas [de Nueva York, EE UU, ocurrido tan sólo ocho días antes]', aunque asegura que no hubo que lamentar heridos. El tráfico fue suspendido, pero Fomento no informó.

Los cascotes arrancaron de cuajo la catenaria (línea de alta tensión que lleva la electricidad a los trenes), lo que provocó que el servicio quedará suspendido durante más de veinte minutos. Además, el volumen de escombros que se desplomó sobre el tren de cercanías que pasaba a las 17.20 del pasado día 19 por el túnel de la risa -llamado así porque cuando se anunció su construcción, en 1932, nadie creyó que pudiese llevarse a cabo- también fue importante, ya que la perforadora abría el terreno desde la superficie, unos diez metros por encima del túnel. Aun así, el diámetro de la perforación no superó, según Renfe, los ocho centímetros.

Un portavoz de la compañía reconoció ayer que la caída de los escombros provocó la 'alarma entre los viajeros y una cierta psicosis, ya que tenían presente aún el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York [ocurrido el día 11]'. No obstante, según Renfe, ninguno de los pasajeros resultó herido. En total, unos 40 trenes -de largo recorrido y cercanías- sufrieron retrasos. La circulación tuvo que ser suspendida y todos los convoyes desviados a la única vía que se podía utilizar: aquélla sobre la que no cayeron los cascotes.

El secretario de Organización Territorial de la Federación Socialista Madrileña (FSM) y diputado regional, Modesto Nolla, afirmó ayer que le parecía una 'vergüenza' que no se hubiera informado a los ciudadanos de lo ocurrido. 'Es indignante que Fomento oculte este tipo de hechos a la opinión pública, como si no hubiera sucedido. Esto explica, muy a las claras, en manos de quiénes estamos', se quejó el diputado. Nolla achaca lo ocurrido 'a la improvisación' con la que Fomento lleva a cabo las obras en el centro de Madrid. 'Parece increíble', indicó el socialista, 'que el ministerio, con todos los planos municipales en la mano y con los suyos propios, sea capaz de agujerear una de las principales vías de comunicación de la ciudad'.

Nolla anunció que el diputado socialista en el Congreso José Quintana pedirá 'explicaciones al ministro de Fomento por lo ocurrido y por la falta de información a los ciudadanos'.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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