El manual del perfecto embaucador
La lectura de los periódicos durante los meses de verano produce, con frecuencia, sorpresas agradables. A veces parece como si los periodistas, faltos de noticias o con escasas ganas de dedicarse a realizar indagaciones, sacaran del cajón viejos temas que no habían merecido especial atención en otros momentos más ricos en noticias. Pero eso no impide que algunas veces las noticias publicadas en esas fechas, despierten un interés que ni tan siquiera hubiera sospechado quien las ha publicado.
Viene esto a cuento de una noticia publicada este verano en un medio de comunicación valenciano sobre la existencia de un manual o libro de estilo que reparten a los cuadros del PP sobre cómo comportarse en público. Y aunque por el medio en que se publicó, adicto al zaplanismo más militante, no es de sospechar que la publicación tuviera intenciones críticas, la noticia termina poniendo en evidencia a los populares.
El caso es que, en el manual de consejos dirigidos a quienes aspiran a convertirse en dirigentes conservadores, se contienen una serie de frases sobre cómo vestir y cómo comportarse que no tienen desperdicio. El político para los populares, debe dar una imagen que genere confianza; bueno, hasta aquí de acuerdo, aunque para ello deba disimular su aspecto natural, adoptando una especie de disfraz, y en esto naturalmente el acuerdo ya no es posible. Las recomendaciones son de carcajada: hay que estrechar la mano con firmeza y sin sudor, con cinco segundos de apretón; hay que dar sensación de amistad, mediante 'pliegues en las mejillas', sonrisas afectuosas o 'aumento del contacto físico'; y finalmente hay que utilizar gafas porque 'dan un aire intelectual', aunque ¡ojo! no deben 'emplearse en actos sociales'. Otras noticias filtradas por quienes han tenido acceso al documento dicen que en él se aconseja llevar camisas sin gemelos, y creo que han suprimido la recomendación de no llevar corbatas de Hermès o zapatos de cincuenta mil pesetas para no deber más disgustos a Trillo y Rato.
No contentos con repartir ese esperpéntico manual, la Secretaría Ejecutiva de Formación (¡) del PP se dedica a organizar cursillos en los que se transmite a quienes aspiran a ocupar cargos, todas esas técnicas encaminadas a bajar las defensas del interlocutor, aunque de la existencia de esos cursos ya se tenía noticia. Alguna vez he contado en estas mismas páginas que cuando fue designado -por las alturas, por supuesto- como líder de los populares en la Comunidad Valenciana, Zaplana desaparecía un día de cada quince para asistir a alguno de estos cursillos, que impartía alguna empresa especialista en marketing político, porque así se lo habían impuesto quienes querían hacer de él un candidato creíble, que hiciera olvidar algunos de los puntos negros de su biografía política. Es cierto que eso es, en cierta medida, admisible, pero que toda la actividad de toda una teórica Secretaría de Formación quede reducida a la publicación de un manual de comportamiento, me parece ya demasiado. De todas formas, de ese hecho se pueden sacar algunas conclusiones sobre la forma que algunos entienden la actividad política.
En primer lugar, los consejos no tienen desperdicio. Estoy tentado de afirmar que ese manual contiene consejos que sirven para formar a, por ejemplo, vendedores de enciclopedias o electrodomésticos, y a buen seguro que lo haría si no fuera porque los vendedores de enciclopedias o electrodomésticos me merecen, por supuesto, mucho más respeto que los políticos del PP. Que se trate de aparentar lo que no se es, usando gafas aunque no se necesiten para ofrecer un aire intelectual, pone de manifiesto que se pretende el predominio de las formas sobre el contenido del mensaje político. Un refrán español tradicional -y por supuesto anticuado- afirma que 'el buen paño en el arca vende', y aunque eso no es siempre así, olvidarse de la calidad de aquello que se vende para centrarse exclusivamente en las técnicas de venta, significa tener muy poca confianza en la bondad del producto ofrecido. Pues si tal es así, ¡qué confianza tienen algunos en su mensaje político, que necesitan convertir en embaucadores a quienes han de transmitirlo!
En segundo lugar, que la actividad de una autotitulada Secretaría de Formación se centre exclusivamente en la apariencia y no en la elaboración y transmisión del mensaje político, habla mucho de las pretensiones del partido que de esa forma actúa. A diferencia de anteriores proyectos políticos del centro y la derecha en España, el proyecto de Aznar ha consistido en acceder al poder al precio que fuera. En pocas palabras, parece que la única ideología de los populares consistía en tomar el poder y mantenerse en él. Para ello es necesario no adquirir compromisos de realización de políticas concretas, o incluso decir unas cosas y hacer exactamente lo contrario. Bien es cierto que si eso es así en el conjunto de España, en el caso de la Comunidad Valenciana esa afirmación resulta particularmente manifiesta. No hace falta indagar mucho en la memoria si reparamos en algunos de los rasgos más destacados del Gobierno Zaplana, queriendo por ejemplo sacar partido del conflicto lingüístico y al mismo tiempo de su solución, o bien acentuar unos pretendidos perfiles progresistas con leyes como la de las parejas de hecho, para luego primar económicamente la educación que se imparte en los colegios del catolicismo más reaccionario. No importa lo que se haga, sino lo que se aparenta. O mejor dicho, se hace como el pájaro de la pampa que lanza sus gritos en un nido, pero pone los huevos, esto es el dinero, en otro.
Y finalmente, qué quieren que les diga. Cuando leo esos consejos que parecen indicados para vender mercancía de mala calidad sin que los interesados lo perciban -en un primer momento, que al final todo se sabe- tengo una difusa sensación de que ese manual podría ser el manual del embaucador, o incluso si se quiere un manual encaminado a fabricar expertos en el engaño.
Por cierto, la semana pasada compareció en la Comisión Gescartera ese tal Camacho que, por ahora, es el principal implicado en ese turbio asunto del que no se ha dicho todo todavía. Pues bien, al verlo con las gafas -pretendido aire de intelectual-, sin gemelos en la camisa y gesticulando en una forma parecida a la recomendada en el manual, me surgió una duda: ¿habría asistido a los cursillos organizados por la Secretaría de Formación del Partido Popular?
Luis Berenguer es eurodiputado socialista.
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