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Reportaje:CIENCIA FICCIÓN

¿Hay realmente planetas errantes en el espacio?

DURANTE UNA SESIÓN DE LA VENERABLE Sociedad de Ananias, sale a luz la existencia de un planeta errante, cuya órbita le llevará a impactar con la Tierra.

El Sistema Solar ha brindado a la humanidad un verdadero laboratorio de planetología: mundos acuosos, como nuestro pequeño mundo azul, titanes gaseosos como Júpiter, lunas de muy diversa índole. Los expertos todavía discuten, a la luz de los recientes descubrimientos de planetas extrasolares, cuan representativo es nuestro sistema planetario. La ciencia ficción ha imaginado futuros posibles en los que naves dotadas de una tecnología lo suficientemente avanzada logran posarse, majestuosamente, sobre la superficie de otros sistemas solares. El cliché habitual consiste en un planeta de clase terrestre, con una o dos lunas que trazan graciosas órbitas a su alrededor y una estrella más o menos cercana que baña de energía (y luz) la superficie del mundo alienígena.

Sólo en contadas ocasiones, los escritores del género han imaginado un planeta aislado, frío, errante. Es el caso de la novela corta Super-neutrón (1941), del simpar Isaac Asimov, con la que iniciábamos esta columna, o de Rogue World (1983), de Charles Sheffield, dos ejemplos que nos acercan a una imagen bien distinta: un universo rebosante de mundos a la deriva...

La posible existencia de planetas errantes constituye un problema no trivial de mecánica celeste y abre una serie de interrogantes sobre la estabilidad de sistemas de muchos cuerpos sujetos a su mutua atracción gravitatoria. En relatividad general, la solución al llamado 'problema de un cuerpo', dada por Karl Schwarzschild, se conoce desde hace casi 90 años. Puede resultar sorprendente que la solución al problema de dos cuerpos en atracción gravitatoria mutua no haya sido resuelto todavía en su aproximación relativista. Algo que, por el contrario, la física clásica solucionó hace más de tres siglos de la mano de otro Isaac, apellidado Newton.

Pese a ello, y pasados tres siglos, no se conoce todavía la solución exacta al movimiento de más de dos cuerpos en atracción gravitatoria mutua. Sólo un caso particular, el llamado 'problema restringido de los tres cuerpos', en el que uno de los cuerpos posee una masa muy inferior a la de los otros dos, ha sido satisfactoriamente resuelto... Problema que se aplicaría, por ejemplo, a la órbita de un planeta en un sistema estelar binario, o al movimiento de un cometa sometido a la atracción del Sol y Júpiter.

Pude resultar sorprendente que el simple movimiento de tres o más cuerpos, sin restricción alguna, no haya sido resuelto... Algunos grandes matemáticos acometieron tal empresa, sin éxito: Euler, Lagrange, Poincaré... Tras lo cual, no existe una respuesta definitiva a la posible existencia de planetas errantes, capaces de escapar de la atracción gravitatoria de un sistema de muchos cuerpos en el que presumiblemente se formó. De acuerdo con el 'problema restringido de tres cuerpos' un objeto de poca masa no puede ser lanzado al infinito por interacción con los otros dos cuerpos del sistema.

Algunos astrónomos sostienen -mera conjetura, sin sólida base matemática- que tal eyección es posible para un sistema de más de tres cuerpos. Conjetura que pareció confirmada recientemente con el descubrimiento accidental de un objeto distante, TMR-1C, en la constelación de Tauro, a cargo del telescopio espacial Hubble. Posteriores reanálisis revelaron que, a tenor de las elevadas temperaturas de TMR-1C, muy posiblemente se trate de una mera estrella de fondo (con reacciones de fusión termonuclear en su interior) y no de un planeta. ¿Planetas errantes? Puede. Cuestión de tiempo.

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