La mitad de los ocho parlamentarios que simultanean el cargo con una actividad privada se dedican a la abogacía

Desde 1990 los parlamentarios vascos están sujetos a un severo régimen de incompatibilidades. La norma permite a los diputados trabajar en el sector privado siempre que no lo hagan en empresas que asesoren, contraten y presten sus servicios a la Administración, entre otras prohibiciones. Además no pueden percibir dos salarios de las arcas públicas. Por esta razón, el lehendakari Ibarretxe, la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia, los consejeros Josu Jon Imaz, Iñaki Gerenabarrena, Javier Balza, Sabin Intxaurraga y Javier Madrazo deben renunciar a los emolumentos de la Cámara que les corresponden por su condición de parlamentarios. En la misma situación se encuentran los diputados que ostentan otros cargos públicos, como el alcalde de Baños de Ebro Roberto Blanco (PP), las concejales del Ayuntamiento de San Sebastián María José Usandizaga (PP) y María San Gil (PP), el alcalde de Oyón Alberto Ortega (PNV) y los concejales peneuvistas Rafael Uribarren y Bakartxo Tejeria. En estos casos, podrían renunciar a sus sueldos como concejales y alcaldes. El portavoz del PP en el Parlamento y abogado en ejercicio, Leopoldo Barreda, reconoce lo 'difícil' que resulta compaginar el cargo de parlamentario con su despacho, sobre todo teniendo en cuenta que él también desempeña cargos internos dentro de su partido. 'Tener una profesión de la que puedas vivir te da libertad en la política, libertad de opción y de decisión. No es lo mismo depender para todo de las decisiones del partido y de los vaivenes electorales que saber que tienes un modo de ganarte la vida al margen de la política', subraya. Para Barreda, la especialización de la vida política es cada vez mayor, lo que, a su vez, obliga a una mayor profesionalización que en otras épocas. 'Dedicarse a la política activa mucho tiempo descoloca en la vida profesional y obliga a actualizar conocimientos. Es un riesgo, pero yo soy partidario de simultanear. Es lógico hacer un esfuerzo de compatibilización porque no hay que renunciar a la profesión', señala. No todos comparten esta opinión. Rodolfo Ares, portavoz del grupo parlamentario del PSE, defiende la exclusividad, que su partido aplica ahora a rajatabla. 'Es positivo que los parlamentarios tengan dedicación exclusiva a la Cámara. Creo que los ciudadanos que les han votado se merecen que les dediquen todo su tiempo a defender la oferta electoral que han hecho cada uno de los partidos'. Rafael Larreina, coordinador del grupo parlamentario de EA, coincide con el dirigente socialista en que es bueno que la mayoría de los diputados de cada formación se dediquen por entero a la Cámara ya que 'la complejidad de los temas así lo exige si se quiere actuar con seriedad'. La parlamentaria Conchi Bilbao (IU) también es partidaria de dar prioridad al trabajo parlamentario, pero reconoce que la dedicación exclusiva a la política puede perjudicar 'seriamente' el regreso de un político a su profesión. 'De alguna manera es importante actualizar los conocimientos', asegura. Para Xabier Ormaetxea (PNV), el Parlamento exige una dedicación cada vez mayor, lo que desaconseja tener una profesión al margen. 'Los ciudadanos que te han votado se merecen todo tu esfuerzo. Hay que ir a una profesionalización completa del trabajo parlamentario'.