Los grupos pacifistas comienzan a hacer oír su voz en EE UU
Las organizaciones contrarias a la guerra preparan una gran marcha en Washington
Son pocos, están desorganizados, la prensa los ignora y la mayoría les critica. Pero sus voces se escuchan en Nueva York. 'Hay que encontrar una salida diplomática. A mí no me engañan, no hay guerras selectivas. En todas mueren inocentes' afirma Steve Segore, que sujeta una pancarta llamando a una marcha nacional el 29 de septiembre en Washington. Varios cientos protestaron el pasado sábado en la plaza de Union Square contra el inminente conflicto.
En la mañana del sábado se habían congregado en Union Square setenta artistas del ArtistNetwork of New York vestidos de negro, con máscaras y pancartas que decían: 'Nuestro dolor no es un grito a favor de la guerra'. Permanecieron silenciosamente en fila durante una hora, provocando tensión en esta plaza neoyorquina que desde el pasado 11 de septiembre se ha convertido en el centro de peregrinación al que acuden miles de ciudadanos para expresar su dolor por las víctimas del atentado contra las Torres Gemelas. 'Deberían irse de aquí. Son un insulto al Gobierno y a los americanos', decía un indignado profesor que se negó a dar su nombre.
Hasta el pasado viernes, día en el que se organizó la primera manifestación, a la que según la policía acudieron unas 4.000 personas, Union Square era un lugar pacífico en el que sectas religiosas que pedían paz y amor se mezclaban con ciudadanos que se enzarzaban en animadas discusiones. Pero el sábado la situación cambió: la presencia expresa de personas con pancartas antibelicistas generó reacciones violentas entre algunos neoyorquinos que intentaron pegar a los manifestantes, provocando la intervención de la policía. 'Esta gente dice no a la guerra pero no propone alternativas. Yo quiero justicia', aseguraba Brad Wood, un informático de 28 años. Los manifestantes se defendían: 'Claro que proponemos alternativas. EE UU tiene que cambiar su política exterior. Ha financiado a terroristas en todo el mundo desde hace años. Por eso hace falta una coalición que obligue a nuestro país a cambiar de rumbo. La guerra sólo favorece a la industria militar y al Gobierno, que quiere el control de los recursos petrolíferos de Oriente Medio', decía Judy Chang, una estudiante de 29 años.
Algunos se quejaban de la influencia negativa de la televisión. Una cadena se dedicaba a entrevistar sólo a los de un bando. 'Estoy seguro de que somos muchos, pero la gente no se atreve a hablar porque la ola de patriotismo asusta y nadie les muestra otras opiniones', explicaba Joseph Smith, médico de 30 años.
Hay poca coordinación entre estas organizaciones, aunque esperan resolver el problema y ser una piña en la manifestación de Washington. 'Hay reuniones por toda la ciudad. La próxima semana seremos una sola voz', afirmaba Alison, escritora. No obstante, lo que más se veía allí eran extranjeros, como Abdul Uahab. 'Soy iraquí, pero amo América, es mi patria desde hace quince años. EE UU ayudó al dictador de mi país y luego lo bombardeó. Ahora ocurre lo mismo con Bin Laden. Son unos hipócritas. Por eso hay que parar sus tanques. La solución tiene que ser dialogada'.
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