Saramago defiende la 'literatura como alimento del cuerpo y del espíritu' frente a la barbarie
El nobel portugués clausura las jornadas de la Fundación Caballero Bonald
Las jornadas de la Fundación José Manuel Caballero Bonald, que durante tres días han reunido en Jerez a una veintena de especialistas en torno al tema literatura y memoria, concluyó anoche con una disertación del premio Nobel portugués José Saramago. El autor de El Evangelio según Jesucristo comenzó su intervención recordando los dramáticos sucesos del atentado de Nueva York. El autor, que tenía previsto viajar próximamente a Estados Unidos, afirmó que, frente a la barbarie, es necesario defender 'la literatura como alimento del cuerpo y del espíritu'.
El escritor desveló que próximamente iba a viajar a Estados Unidos para hablar en la Universidad de Massachusetts y mantener un coloquio en la Biblioteca de Nueva York con el prestigioso crítico norteamericano Harold Bloom, viaje que ha debido cancelar.
El escritor descomprimió el ambiente de la sala asegurando que prefería hablar a leer su conferencia: 'No me gusta leer', dijo entre las risas de los numerosos asistentes que llenaban por completo el salón de actos del Palacio Municipal de Congresos.
En relación al tema central del congreso, Saramago animó a los oyentes a tratar de 'entender el pasado para intentar entender el presente'. A continuación, señaló que 'hay unos cuantos libros que no se podrán escribir jamás: se pueden escribir historias del mundo en minúsculas pero nunca la historia del mundo con mayúsculas'. En cuanto a la tarea de escribir de la historia, Saramago dijo que 'no hay más que racionar, elegir' entre todos los acontecimientos del pasado. 'Pero al hacerlo, estamos amputando la realidad, quitándole algo que quizás le estaba haciendo mucha falta', matizó.
Una ficción
Finalmente, quiso definir el carácter de la historia como 'una ficción hecha sobre datos supuestamente concretos, pero con mucha imaginación y suposición también'.
En la sesión de mañana, el historiador Javier Tusell ofreció una nueva perspectiva sobre el género memorialístico, frente a las aportaciones de escritores y estudiosos de la literatura que habían tenido lugar durante los dos días anteriores. No obstante, subrayó que no se trata de oficios contrapuestos: 'Hay puntos de coincidencia', explicó, 'ellos escriben memorias y yo biografías'.
A la hora de comparar estas dos prácticas, Tusell destacó las 'reglas semejantes' que se imponen los cultivadores de memorias y biografías, 'sobre todo en lo que se refiere a la potenciación del papel de lo individual en la Historia', dijo.
También las relaciona, según el catedrático, la cuestión técnica. 'En otro tiempo se pensaba que la Historia era sobre todo cuantitativa, cosa de cifras y datos. Hoy somos conscientes de que la Historia exige también una capacidad narrativa al que se dedica a ella', explicó Tussell.
En una cita como la de la Fundación Caballero Bonald, en la que mucho se ha hablado de las relaciones e interacciones entre memoria, ficción y realidad, la opinión de un historiador de tan fecunda obra como Tusell fue escuchada con atención: 'En el fondo de este curso está el papel de la memoria. Esa memoria que por un lado es fundamental para la Historia, pero que también necesita de la ayuda de la imaginación', afirmó, para acto seguido añadir: 'Un historiador no sólo tiene que ver lo que sucedió, sino también lo que podría haber sucedido'.
Tras la conferencia de Tusell, se desarrolló una mesa redonda sobre El memorialismo en la literatura española contemporánea con la participación de los especialistas Anna Caballé, José Romera Castillo y el propio Tusell.
Al término de la jornada, el anfitrión, José Manuel Caballero Bonald, quiso mostrar su gratitud con todos los que habían hecho posible este encuentro. 'Estoy orgulloso de la organización perfecta, del desarrollo impecable de los actos, las atenciones de distintos organismos jerezanos y de la asistencia', que ha tenido una media diaria de 400 personas y que en la conferencia de Saramago superó la cifra de 700 espectadores. El escritor jerezano se mostró partidario de potenciar las mesas redondas en próximas ediciones, en detrimento de las conferencias y apostó por este tipo de acontecimientos por su labor 'de desentumecer conciencias timoratas'.
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