Obras complicadas

El martes 11 de septiembre aparece la información en EL PAÍS de que, según el consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, en ocho días estará terminada la carretera de Colmenar (M-607). Señor consejero, las obras de esta carretera serán complicadas de por sí. Hay coches que la utilizan simultáneamente a las obras. Pero ¿no será que no han planificado muchas eventualidades con la debida antelación, como crear unas vías de servicio en cada sentido como vía alternativa y poder cortar el tráfico en su totalidad por la carretera en sí, con una circulación normal aunque más lenta? (Difícil veo que pueda ser peor que el viernes 31 de agosto: Tres Cantos-Madrid, 25 kilómetros, de las 15.10 a las 17.20, ¡en una hora, dos kilómetros!)

Pero lo peor es que, como usuario cotidiano, veo que se escatiman recursos para una adecuada señalización de balizamiento, que explique que de tres carriles se pasa a uno; que se siguen manteniendo escalones transversales, con los consiguientes frenazos que provoca; que se cierran trozos y se desvían por la vía de servicio y sólo hay conos a las cinco de la mañana con la luz que absorbe esta carretera y sin iluminación de farolas -eso sí, unos focos para la ejecución de las obras que deslumbran como la luz del sol-.

Señores, llevamos muchas semanas en que mueren varias personas en un tramo de 15 kilómetros. ¿No les da que pensar que se puede estar haciendo algo mal y hay vidas humanas en juego? Yo cada vez que utilizo esta vía me parece un deporte de riesgo ir a trabajar, y me invade la duda de si llegaré sano y salvo a casa.