_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A buenas horas

Parte de la guerra por la audiencia se decide en un campo de batalla inhóspito, al que hay que acudir de madrugada, luchando contra el sueño: la mañana. A esa hora la radio todavía es una competidora temible, aunque no faltan los que son capaces de ver la tele y escuchar la radio al mismo tiempo. Para esta temporada, Antena 3 ha fichado a Juan Ramón Lucas, ex de Tele 5, y le ha encargado dirigir De buena mañana, con ganas de hacerle la competencia a María Teresa Campos.

Escenografía con ventanal sobre el mundanal silencio y, por parte de Lucas, ausencia de corbata y un tono que rechaza la estridencia, pero que no rehúye el humor con frases como: 'Me dicen por pinganillo'. El programa mezcla secciones de sus rivales de parrilla: salud, concurso, actor, cotilleo evasanúmico, marfloral y laradibildesco, parapsicología de mesa camilla, imitador, encuesta y vendaval de anuncios. El segundo día, Lucas invitó a Rodríguez Menéndez, que dinamitó con su lacónico descaro las moralistas preguntas del periodista, que, tras el atentado de Nueva York, pudo mostrar su cara más rigurosa.

No hay grandes diferencias entre De buena mañana y otras ofertas. Se sigue optando por un modelo ubicuo en el planeta televisivo, con su despliegue rosa y psicología dirigida a un estereotipo de ama de casa probablemente inexistente. Género chico pese a su metraje, el contenedor de mañana nos condena a una sucesión de superficial entretenimiento e información pringosa, aunque, por ahora, la Campos sigue siendo más populista, celtibérica y coloquial.

En cuanto a Lucas, su estilo unpleagged resulta, pese a su esfuerzo de rigor, algo soso para la hora que es. En los contenidos, su De buena mañana no hace más que manipular materia prima informativa en vías de descomposición con modales de periodista riguroso, un paso adelante en la ecología informativa o, según cómo se mire, el colmo del cinismo.

Como yerno, Juan Ramón Lucas sería bienvenido en cualquier familia española: parece responsable y serio. Como aventurero de una selva que requiere de cierta chulería de paparazzi y de pocos escrúpulos, es otro cantar. Educado en el lodo catódico y yonqui de sus tóxicos efluvios, un servidor no puede evitar, puestos a pasarlo mal, echar de menos aquella maldad poliédrica y espectacular de su antecesora Alicia Senovilla y su Como la vida misma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_