Sesión de hipnotizadores
Psicólogos de la Universidad de Granada impartirán técnicas de sugestión para especialistas
'Fije su atención en ese punto mientras yo le hablo... se siente cansado... le pesan los párpados... va a quedarse dormido...' No. No es un programa de televisión con malos trucos de magia. Ni una película de los años veinte. Es el comienzo de una sesión de hipnotismo. Del real. Del que pueden ejercer psicólogos, psiquiatras o médicos para aliviar el dolor de sus pacientes o completar una terapia. Es hipnotismo que los especialistas podrán aprender a partir de ahora en la Universidad de Granada, en un curso intensivo que desde octubre se impartirá en la Facultad de Psicología. Será la hipnosis aplicada.
Tan lejos de la realidad de los policías como las series de televisión sobre policías está el mito de la hipnosis sobre la realidad de la hipnosis. Así lo defienden dos psicólogos de la Universidad de Granada, Andrés Catena y Francisco Rodríguez Castro, responsables del curso Aplicaciones de la hipnosis, que se celebrará entre octubre de este año y julio del 2002. Ahí no habrá magia ni sorpresa. Tan sólo un sistema de sugestión con fines terapéuticos.
'La hipnosis es difícil de definir', explica Catena, director del curso. 'Por un lado se defiende que es un estado mental diferente al que existe durante el sueño o bajo el efecto de las drogas; por otro, se afirma que es una situación entre dos personas en la que una hace lo que la otra le demanda. Pero nosotros nos sumamos a una tercera perspectiva, que establece que es una técnica que puede romper las estructuras de control que los humanos tenemos en nuestra vida cotidiana'.
La hipnosis, según agrega, es un método para romper la conexión que hay entre lo que el cerebro quiere y lo que el cuerpo hace. 'Por eso el comportamiento se vuelve menos coordinado, menos planificado, menos coherente', explica.
Pero eso está muy lejos del tópico de alguien ladrando tras un chasquido de dedos. 'La gente cree que se le va a sacar una información oculta, y eso no es cierto', dice Castro. 'Nadie bajo hipnosis hace algo que no haría en estado plenamente consciente'. Después concluye: 'el sujeto, bajo hipnosis, no pierde la voluntad'.
La finalidad es, ante todo, terapéutica. Sirve para paliar el dolor en casos de cáncer, o en partos, o para colaborar en tratamientos psicológicos contra la ansiedad o el estrés. También es útil para abandonar hábitos como el tabaquismo. 'Pero hay que tener en cuenta que eso sólo sirve como complemento, no como tratamiento en sí: alguien bajo hipnosis puede no fumar un día, pero no dejar de fumar todos los días'. La hipnosis es sugerente, pero no una panacea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.