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El avión del Pentágono llevaba una excursión de escolares

En el Vuelo 77 de American Airlines, entre el aeropuerto Dulles de Washington y Los Ángeles, la mayoría de los asientos estaban vacíos. A las 8.41, unos 40 minutos después del despegue, el Boeing 757 alcanzó su velocidad de crucero y la altura de 35.000 pies, momento en el que los pasajeros pueden quitarse los cinturones de seguridad y las azafatas empiezan a repartir un refrigerio.

Entre los 58 pasajeros había un grupo de escolares en un viaje organizado por National Geographic, el presidente de una compañía californiana y una abogada y conocida comentarista política,Barbara Olson, quien realizó dos llamadas a su marido, el político Ted Olson, desde su teléfono móvil. En torno a las nueve de la mañana, cuando el avión sobrevolaba Ohio, el avión dio la vuelta. En ese momento, alguien, seguramente uno de los piratas, apagó el transpondedor, un aparato que indica a la torre la compañía, el número de vuelo, la altura y el rumbo. El avión se abalanzó sobre Washington pero, en vez de lanzarse sobre la Casa Blanca o el Capitolio, cruzó el Potomac y se estrelló contra el Pentágono.

Fuese cual fuese el objetivo inicial, las Torres Gemelas ya habían sido alcanzadas por otros dos aviones secuestrados. Y, a las 9.25, Washington supo que había otro avión secuestrado cuando Barbara Olson llamó a su marido y en dos breves conversaciones le relató lo que ocurría a bordo: los pasajeros, las azafatas y los pilotos habían sido obligados a pasar a la parte de atrás del aeroplano y los terroristas se habían hecho con el control.

Ted Olson informó inmediatamente de la llamada al Departamento de Justicia en Washington. Según se acercaba el avión a la capital federal, las autoridades de aviación civil se dieron cuenta de que se acercaba a toda velocidad a la zona restringida donde está la Casa Blanca. En teoría, una advertencia lo suficientemente temprana de lo que ocurría a bordo del avión hubiese permitido derribarlo en el aire antes de alcanzar su objetivo, a las 9.45. La llamada de Barbara Olson fue la primera difundida por los medios de comunicación, en la noche del martes. Desde el vuelo 77 no se realizaron más comunicaciones.

Bill Cheng, un piloto de American Airlines que normalmente trabaja en esa ruta, había cambiado sus planes a finales de agosto y había comenzado sus vacaciones el martes. 'Como puede imaginar, tengo emociones enfrentadas sobre esto. Me siento muy mal por la persona que me reemplazó. Enfermo, con el corazón roto', dijo Cheng. Los pilotos eran Charles Burlingame, el capitán, y David Charlebois, el primer oficial.

Uno de los profesores que acompañaban a los niños en la expedición de National Geographic, James Debeuneure, de 58 años, estaba a punto de realizar el viaje de su vida. 'Estaba muy, muy excitado', ha relatado su hijo, Jacques.

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