Kepa Junkera: 'Creo que los que hacemos 'folk' somos muchísimo más abiertos'
El 'trikitilari' acaba de editar su noveno disco
Hevia, Juan Manuel Cañizares, Glen Velez, María del Mar Bonet, Justin Vali, Tejedor y Olga Cerpa. Todos ellos, entre más de 30 invitados de renombre, han participado en la grabación de Maren, el noveno elepé de Kepa Junkera. Con dichos escuderos, el trikitilari aspira a hacerse definitivamente un hueco en el estrellato de la world music. Tras vender casi 100.000 ejemplares de su anterior disco, no se conforma con el mercado doméstico.
'Nunca me he conformado. Cuando empiezas y sacas el primer disco sí está la ilusión esa de hacer algo para tu entorno, pero luego te das cuenta de que tu música la puede escuchar cualquier persona, igual que yo estoy interesado en cualquier música de cualquier lugar. No escucho exclusivamente música de acordeón y música vasca. Es más, creo que los que hacemos música folk, e incluso más clásica o tradicional, somos muchísimo más abiertos y estamos dispuestos a dejarnos influenciar más rápido', asegura un Kepa Junkera que, pese a lo impresionante de su lista de colaboradores, asegura no temer grabar un álbum con músicos menos conocidos.
'Yo mismo me considero un músico anónimo y desconocido. Ahora podría hacer tranquilamente un disco con gente que crea que no es profesional de la música, como hay quien hace películas con actores que no son grandes estrellas, y yo las voy a ver. No necesariamente tienes que buscar los grandes nombres'. Esto asegura a EL PAÍS el trikitilari bilbaíno, para quien, como buen autodidacto, 'saber música no es tener una carrera, es sentirlo, tener ganas de vibrar con algo, de expresarte'.
Todo ello surge de la boca de un artista de 36 años que en Euskadi es de sobra conocido por su labor docente al frente del centro de enseñanza Infernuko Auzpoa, por el atrevimiento de unos discos en los que, desde 1988, ha flirteado incluso con el jazz y por sus colaboraciones previas con The Chieftains o Julio Pereira.
Estrella del 'folk'
Sin embargo, hoy todo parece escaso. Sus cifras de ventas, su fichaje por una multinacional (Emi) y el que Maren responda a las características de una producción de lujo, invitan a pensar que el trikitilari se halla ante la posibilidad de convertirse definitivamente en una estrella del folk, como los gaiteros Hevia o Carlos Núñez. ¿Ahora o nunca?
'No. Ahora o nunca, no. Para mí ésta es sólo otra etapa, ya que he ido escalando muy poco a poco. Soy una persona muy artesanal, llevo años luchando por romper moldes, barreras, y revolucionar en cierta manera lo que se piensa que son las músicas'. Así de paciente se muestra el autor de Maren, un disco con sus raíces en la música tradicional vasca, aunque abierto a otras culturas, enriquecido con letras de Xabier Amuriza y que gira alrededor del mar y de la reserva del Urdaibai. 'Me he inspirado en el Urdaibai porque ha sido lugar de encuentro de muchas culturas, desde los romanos, que fueron atraídos por el mármol de Ereño, hasta los celtas, ya que en Navarniz hay un castro celta llamado Maruelexa. También leí a Anton Erkoreka, un científico de Bermeo, sobre un posible asentamiento vikingo en Busturia. Al final me he sentido muy cercano a todo ello por lo que creo que es mi música, poso de mucha gente que ha estado físicamente o en mi cabeza', comenta alguien que se brinda como ejemplo para demostrar que la trikitixa ha puesto fin a su reclusión en el ámbito rural.
'Yo soy de Rekalde, de ciudad, 100% de barrio, y tampoco vengo del mundo euskaldún. Desde ese punto de vista rompí muchos moldes', afirma. 'Aunque ahora no competiría nunca por la música', matiza.
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