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El Partido Demócrata lanza una ofensiva política contra el escudo antimisiles de Bush

Senador Biden: 'El plan es un derroche innecesario que hará al mundo más peligroso'

La realidad empieza a interponerse entre George W. Bush y su proyecto, prioritario y casi obsesivo, de crear un escudo antimisiles. Lo más crudo de esa realidad no son las objeciones de Bruselas, Moscú y Pekín, sino las dificultades económicas: el superávit presupuestario se ha evaporado y, con las nuevas estrecheces, el Congreso se resiste a aprobar la financiación del escudo. Los demócratas, con mayoría en el Senado, intuyen que los planes militares son el punto débil de la Casa Blanca, y han lanzado una ofensiva política para acabar con la nueva versión de la guerra de las galaxias.

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El primer presupuesto de Bush se ha descosido antes de la primera prueba. Empezará a discutirse el próximo mes de octubre, pero el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, afirma ya que no cuadra y que la Casa Blanca debería presentar un nuevo proyecto. La caída del crecimiento económico ha reducido los ingresos fiscales y el malestar es evidente incluso en las filas republicanas. Algunos piden un nuevo recorte de impuestos, esta vez sobre las rentas del capital, para reactivar la economía; pero eso beneficiaría a los más ricos y resultaría impopular. Otros proponen echar mano del superávit de la Seguridad Social, pero Bush se comprometió públicamente a no utilizar ese dinero. Una tercera opción sería tomar prestada una suma del presupuesto del año próximo y demorar el problema.

Éste es el contexto en que Bush tiene que vender al Congreso la necesidad de su escudo antimisiles. Y los demócratas no están dispuestos a comprar la idea. El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata Joseph Biden, pronunció ayer una conferencia en el Centro Nacional de Prensa de Washington en la que afirmó que la 'obsesión teológica' de Bush con su escudo constituía 'un derroche innecesario' que, además, haría del mundo un lugar 'mucho más peligroso en un plazo de 15 años'.

'Todo, incluyendo las relaciones con Rusia, China e incluso la OTAN, es visto desde el prisma del escudo antimisiles, lo que resulta peligroso y potencialmente desastroso', declaró Biden antes de su conferencia. 'Si damos ese paso', añadió, 'habremos acabado con 50 años de estrategia basada en que la reducción de arsenales incrementa la seguridad para todos'. 'Nuestros intereses nacionales', afirmó ayer en su parlamento, 'no pueden conseguirse mostrando una espléndida indiferencia hacia la opinión del resto del mundo'.

Los puntos de vista del influyente senador demócrata son compartidos por algunos republicanos, como el senador Chuck Hagel: 'Lo que me preocupa es que la Casa Blanca no aborda ese tema [las relaciones con Rusia] como un asunto de política exterior, sino sólo como algo relacionado con el escudo antimisiles', comentó Hagel a The New York Times.

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El senador Biden recordó en su conferencia que los propios mandos militares no se mostraban convencidos respecto a la necesidad de la guerra de las galaxias e indicó que todas las peticiones de renovación de armamento formuladas por el Ejército estadounidense para el futuro próximo 'suman 385.000 millones de dólares, menos de lo que cuesta la creación del escudo'. El Senado ya redujo la semana pasada a la mitad la cantidad de 3.000 millones de dólares solicitada por la Casa Blanca para iniciar los primeros ensayos del escudo.

Nueva carrera armamentística

Biden también se refirió a que el polémico escudo suscitará una nueva carrera de armamentos y criticó la intención de la Casa Blanca de permitir a China una modernización de su arsenal nuclear a cambio de no poner objeciones al escudo antimisiles norteamericano. El domingo la consejera de Seguridad Nuclear, Condoleeza Rice, insistió en negar semejante intercambio, ya que, dijo, 'este limitado sistema de defensa antimisiles sólo estará dirigido contra aquel país que quiera chantajear de algún modo a EE UU, caso que no es el caso de China'.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, por su parte, ha dicho que recomendará al presidente que vete la decisión del Senado. 'Hay gente que, por alguna razón, parece decidida a matar la defensa antimisiles', dijo. Y admitió que Bush tendría 'las manos atadas' en sus negociaciones con Rusia para derogar el Tratado ABM de 1972 sobre limitación de misiles balísticos si el Senado persistiera en sus restricciones sobre la dotación presupuestaria para el proyecto. Rumsfeld anunció ayer un fuerte recorte de la burocracia militar de EE UU con la intención de ahorrar hasta 18.000 millones de dólares al año.

El primer ministro australiano, Howard (izquierda), junto al presidente estadounidense, Bush.
El primer ministro australiano, Howard (izquierda), junto al presidente estadounidense, Bush.REUTERS

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