La tos de Botero
Mientras la Vuelta no se acerque a los Picos de Europa, los estados de forma de los corredores son puro misterio. Da pie a especulaciones, y también a posibles engaños por parte de los afectados. Estos días muchos miran de reojo a Santiago Botero. 'Mírale qué fino está', susurran; 'si hizo esa contrarreloj en Salamanca... qué nos hará en la alta montaña'.
Botero sigue sus viejas reglas: decir a los demás que está muy mal cuando en realidad no es para tanto, asegurar que se siente regular cuando él se ve bien, y responder: 'Estoy así, así', los días en que, en el fondo, anda exultante. Él tiene estos días una excusa. Es la tos. No es algo nuevo en el colombiano. Nació con ella. Incluso afirma que, de recién nacido, a punto estuvo de no sobrevivir por culpa de una bronquitis.
'Es como si se me metiera una pluma en la laringe', describe. Ayer, en la meta, no paraba de toser. El origen lo achaca al viento frío de Salamanca durante los días previos a la salida. De hecho, él no salió a entrenarse con sus compañeros a la carretera ni el jueves ni el viernes.
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