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Crónica
Texto informativo con interpretación

Chasco en el Camp Nou

El Barcelona, con un juego confuso, empata ante un Rayo que se adelantó en el marcador

Ramon Besa

Un gran chasco hubo anoche en el Camp Nou. No pudo el Barcelona con el Rayo para desdicha de su hinchada, que acudía al estadio muy estirada porque el Madrid no arranca y el calendario azulgrana invitaba a sumar puntos y más puntos en el primer mes del campeonato. El empate final resultó igual de raquítico que el de Chamartín con la visita del Málaga.

Y para nada fue injusto, aun cuando el árbitro estuvo mal. El Rayo se puso serio y valiente y destapó un Barça famélico futbolísticamente. Ha ganado físico en la misma medida que por ahora le falta juego. A la hora del inventario, no hay ni un mal remate que contabilizar, un síntoma evidente de que le faltaba Rivaldo.

BARCELONA 1| . RAYO VALLECANO 1

Barcelona: Bonano; Rochemback, Christanval (Coco, m.73), Andersson, Sergi; Luis Enrique (Puyol, m.63), Xavi, Cocu; Geovanni, Kluivert y Saviola (Alfonso, m.86). Rayo Vallecano: Etxeberria; Alcázar, Corino, Hernández, Graff; Roy, Quevedo; Azkoitia (Rodríguez, m.76), Michel (Glaucio, m.91), Arteaga; y Bolo (Luis Cembranos, m.65). Goles: 0-1, M.54. Luis Enrique derriba a Roy en el área, cuando estaba a punto de encarar al portero azulgrana. Arteaga transforma el penalti. 1-1, M.65. Kluivert pasa a Rochembach, que envía un balón que repele el travesaño. El brasileño recoge el rebote, vuelve a chutar y Hernández marca en propia puerta. Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Graff, Kluivert, Arteaga. Unas 70.000 espectadores en el Camp Nou.

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Por mal puesto y desestructurado, el Barça pareció un equipo jorobado. Ya tenía mala pinta cuando asomó por el túnel de vestuarios y a la que pisó la cancha se afeó de mala manera. Ni defendía ni atacaba, sino que mataba el partido de forma espantosa. Falto de zurdos, sobre todo de Overmars y Rivaldo, quedó mal volcado hacia la banda derecha, donde Rochemback apretaba desde el lateral y Luis Enrique empujaba a Geovanni hasta salirse por el banderín de córner. El tráfico era tan denso que la pelota no iba adelante ni atrás. La carga de los diestros contrastó con el absentismo de los futbolistas que manejan el balón con la izquierda. Cocu y Sergi se quedaron tuertos mirando hacia el otro lado. Pasaron todos un mal rato para suerte del Rayo, al que le bastó con rebanar un par de pelotas para rematar tantas veces como el Barça.

Entre el polvo que levantaban Rochemback y Luis Enrique no se veía la pelota por ningún sitio. Tanta era la lentitud de la jugada que daba tiempo para ir al baño y a la vuelta todavía no había pasado el cuero del medio campo. El Rayo tuvo a bien tapar a Xavi y el Barça giró sin sentido hacia la banda derecha de Cristanval, que golpea por igual a la pelota que al tobillo del contrario. La faltaba al equipo azulgrana dinamismo, desmarque, una punta de velocidad para revolucionar un partido plano y hueco. Únicamente Geovanni revoloteó por las bandas y aceleró el partido. Harto de no tocar bola, a la media hora el brasileño se pasó del lado derecho al izquierdo, pese a ser diestro, y el plantel se repartió mejor, aunque continuaba sin llegar a la portería.

El Rayo aguardó sin sobresaltos a que el Barça se condenara. Vivió como un rey durante un buen rato. Tapó bien a Kluivert y Saviola, que siempre tuvieron que recibir de espaldas, y procuró esmerarse en las jugadas de estrategia. Inanimado como estaba el partido; superado Saviola, que anduvo más rato a gatas que de pie, y desanimado Kluivert, el encuentro reunía los mejores condicionantes para el visitante. Quevedo había marrado el remate en dos llegadas muy claras y Sergi sacó una pelota que se colaba. A la cuarta el Rayo no perdonó. Roy forcejeó con Luis Enrique y sacó un penalti que los árbitros sólo acostumbran a cobrar a los débiles y no a los grandes. Parado como estaba el choque, la decisión del colegiado adquirió una gran trascendencia, pues encendió a la hinchada y encorajinó al Barça. Momentos para futbolistas como Rochemback, que, a falta de juego, toman el partido por las bravas. El brasileño remató al larguero para aprovechar la segunda jugada con la colaboración de Hernández.

Espabiló algo el Barça, aunque no había quien pusiera un buen centro, así que para nada se espantó el Rayo, al que sólo la desdicha le negó un segundo gol tras un remate que fue de palo a palo para acabar en el regazo de Bonano. El estreno de Coco no aportó gran cosa. A la primera jugada se salió del campo por la portería contraria y en la segunda Luis Cembranos le recortó hasta dejarle tieso en el lateral izquierdo. Y ahí se acabó la función. Hubo tiempo, eso sí, para que, a juego con el partido, Carles Rexach rebajara aún más los ánimos con la sustitución de Saviola por Alfonso. El pibito no conectó con el equipo y está aun verde para resolver como sólo hace Rivaldo. El drama estuvo en la incapacidad del equipo para armar un buen juego el día en que faltaba el futbolista más autista. El Barça ha ganado capacidad de trabajo y perdido criterio y estética, por no decir personalidad y quién sabe si talento. Hoy aparece todavía como un equipo confuso, por no decir barroco.

Saviola intenta controlar el balón ante la oposición de Roy.
Saviola intenta controlar el balón ante la oposición de Roy.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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