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Columna
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Ingenuos

La vicesecretaria del PSOE andaluz, María del Mar Moreno, ha puesto en evidencia que se encuentra aún iniciando la que se espera sea una larga carrera en la política andaluza. Sólo teniendo en cuenta que carece de la experiencia necesaria se entiende la ingenuidad a raudales que ha demostrado al reclamar la inmediata rectificación del PP por sus intentos de implicar a la Junta de Andalucía y a su presidente, Manuel Chaves, en el caso Gescartera.

Lo forzado de la denuncia, que ni siquiera se han atrevido a presentar en los juzgados, ha servido para tratar de situar en el escenario de la corrupción a Andalucía, tal y como corresponde a la más fiel tradición del PP. Un estilo que no conoce rectificación alguna, ni cuando se equivocan en la estrategia política que siguen en esta comunidad y que ha sido respondida, hasta ahora, por la ciudadanía con derrota tras derrota. Cuando así ocurre, no admiten haberse equivocado sino más bien se limitan a señalar que no han explicado debidamente su mensaje.

Así las cosas, todo hace indicar que Moreno se quedará esperando esta semana, ya que sin duda no habrá rectificación que valga. Quien sí lo ha hecho, y de qué forma, es el alcalde de Algeciras, el andalucista Patricio González. Se tuvo que tragar sus acusaciones de chantaje hacia el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías. De esa forma, demuestra a su secretario general, Antonio Ortega, que es un buen chico. Hasta ahí llega su voluntad de recomponer las cosas porque en el resto de sus planes se mantiene inamovible para desbancar a los socialistas, de la mano del PP, de la Mancomunidad del Campo de Gibraltar y, también, de la Diputación de Cádiz si hiciera falta.

De modo que se corrigen comportamientos y aptitudes hasta donde se puede. Zarrías tiene al menos la esperanza de que algo de esto ocurra con el Gobierno central y sus relaciones con Andalucía. Con ese ánimo dice acudir hoy a la cita con el ministro de Administraciones Públicas, Jesús Posada. Le entregará un estudio elaborado por el Ejecutivo andaluz, evaluando las transferencias pendientes en más de 150.000 millones de pesetas. Nada hace pensar que esta vez han cambiado las cosas y que, por fin, se van a desbloquear de una vez por todas dichas transferencias, por lo que cabe acoger este encuentro con el lógico escepticismo, fruto de fiascos anteriores, y si no que se lo pregunten al consejero de Empleo y Desarrollo Tecnológico, José Antonio Viera, otro ingenuo que lleva anunciando de forma reiterada el inminente traspaso de las competencias de Empleo desde que llegó al cargo.

Igual de cándida parece la posición de la Junta y el propio PSOE que aguardaban el gesto del presidente de El Monte, Isidoro Beneroso, facilitándoles el acceso a la relación de los impositores. No ha sido así. Beneroso, según fuentes de CCOO, quiere ser respetuoso con la identidad de los elegidos, que a buen seguro ya conocen los suyos. A lo que se ve, él, que nunca se ha aprovechado para sus intereses de la entidad que preside, quiere ser pulcro hasta el final, de modo que si los socialistas quieren acceder al material tan sensible, tendrán que emplear otros métodos.

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