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Vodafone admite que los primeros servicios del nuevo móvil multimedia serán muy limitados

La mayor compañía europea de telefonía celular siembra dudas sobre la tecnología UMTS

La incertidumbre sobre la telefonía móvil de tercera generación persigue a las operadoras. Vodafone, la mayor compañía europea de móviles, ha advertido que la capacidad de los primeros servicios de UMTS, cuya introducción está prevista para finales de 2002, será limitada. La compañía británica ha admitido, ante analistas, que la tecnología, que ofrecerá acceso rápido a Internet desde el móvil, será tan lenta y costosa para el usuario que no se recibirán imágenes en directo y vídeos musicales, según publicaba ayer Financial Times. Vodafone calificó esa información de 'inexacta'.

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Gráfico animado:: Telefonía móvil de tercera generación

La tercera generación se estrenará en el segundo trimestre de 2002 y cumplirá todos los requisitos que se atribuyen a esta tecnología, indicó Vodafone en un comunicado. De cara a la galería, sin embargo, la compañía ha reconocido ante analistas de la City londinense que las redes de UMTS serán incapaces de soportar, en sus primeros años de funcionamientos, los servicios multimedia de telefonía móvil, según aseguraba el diario económico británico.

El reconocimiento en público por parte de Vodafone de problemas adicionales en el despliegue del UMTS podría ser fatal para la ya maltrecha evolución de las operadoras en Bolsa. La sucesión interminable de advertencias sobre fallos en los terminales y de retrasos en el lanzamiento de la tecnología han hundido a las acciones de las compañías, sumidas en un duro proceso de endeudamiento para acometer las inversiones necesarias.

Imágenes en directo

La posibilidad de que Vodafone, que se ha gastado unos 14.000 millones de euros (2,3 billones de pesetas) en diez licencias de UMTS, introduzca un servicio con limitaciones agrava la situación. Según los analistas consultados por Financial Times, la compañía británica teme que las redes no soporten las descargas de imágenes en directo y vídeos musicales, un obstáculo que restaría mucho atractivo a los nuevos móviles. El grupo sólo garantizará, según la misma información, un nivel de acceso rápido a Internet desde el móvil que está por debajo de las definiciones internacionalmente aceptadas de lo que es la telefonía de tercera generación. Además, el servicio inicial también será más lento que el establecido por el Gobierno británico, que el año pasado subastó licencias UMTS por 6,4 billones de pesetas.

Vodafone aseguró ayer que sus servicios de telefonía UMTS cumplirán todos los requisitos exigidos por Londres. 'Nuestras redes se lanzarán en la segunda mitad del año próximo', indicó Jon Earl, un portavoz de la compañía. Esa infraestructura permitirá a los usuarios enviar datos a una velocidad al menos seis veces superior a la actual, suficiente para 'proveer servicios multimedia y de vídeo'. En su comunicado emitido ayer, la compañía reconoce que, cuando el UMTS dé sus primeros pasos, contará con una capidad menor y que sólo 'más tarde', sin concretar fechas, alcanzará los dos megas, el ideal.

La indefinición sobre las verdaderas aplicaciones prácticas que tendrá esta tecnología fomenta la especulación. Las operadoras europeas de telecomunicaciones han ofrecido pocos detalles sobre los tipos de servicios que ofrecerán cuando las infraestructuras del UMTS comiencen a funcionar.

Vodafone y sus rivales europeas invirtieron el año pasado más de 130.000 millones de euros (21,6 billones de pesetas) en licencias UMTS y, según los analistas, se gastarán otros tantos millones de euros en desplegar las redes que ofrecerán estos servicios. Las 30 mayores compañías, incluida la española Telefónica, han sido víctimas del mayor descalabro de sus acciones: 808.200 millones de dólares (150 billones de pesetas), en concepto de capitalización bursátil, se han evaporado en los mercados en el último año debido a los temores de los inversores sobre que tanto dispendio merezca la pena.

Gastos compartidos

Las afectadas repiten hasta la saciedad que, pese a los retrasos y las dudas sobre la aplicación de la teoría a la práctica, confían en la tecnología UMTS como en la telefonía del futuro. Pero, de momento, las compañías han empezado a buscar socios en su lista de competidoras para compartir gastos.

Telefónica, por ejemplo, ha anunciado esta semana una alianza con la filial de telefonía móvil de la holandesa KPN en Alemania para crear a medias su nueva red. El objetivo: ahorrarse un 60% de su inversión millonaria en ese país. El consorcio que forma con la finlandesa Sonera prevía gastar 6.200 millones de euros en diez años. Telefónica copió la idea de British Telecom y Deutsche Telekom, que se estrenaron con un pacto similar.

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