La venganza y el odio
La violencia en los Balcanes fue protagonista ayer, de nuevo, de la Mostra de Venecia, a través del filme brasileño Abril despedazado. Una película rodada en el sertao brasileño por Walter Salles, que prueba ahora a trasladar a ese territorio estéril de Brasil, a principios de siglo, el relato del mismo título firmado por el escritor albanés Ismail Kadaré, quien hizo ayer una defensa apasionada de su región. 'Es cierto que esta lógica terrible de la venganza y el odio que nunca se agota es una especialidad balcánica, pero también es cierto que se da en todas partes', afirmó. Kadaré se niega a aceptar que la situación en esta zona explosiva de Europa no tenga soluciones. 'Se necesitan grandes dosis de buena voluntad por parte de todos: de los políticos locales, de los ciudadanos de las distintas etnias y también de la comunidad internacional', dice. Después de todo, la civilizada Europa, recordó ayer el escritor, 'ha producido los dos episodios de violencia más amargos y trágicos del siglo XX, el nazismo y el estalinismo'. Seguramente porque la violencia y el odio entre comunidades es una pasión que comparten los habitantes del planeta Tierra, no resulta difícil de creer la historia de dos familias brasileñas que se disputan desde varias generaciones atrás las tierras del sertao y combaten a golpe de venganzas devastadoras. Después de todo, la historia de Kadaré arranca ya de la Grecia de Esquilo. Por eso, las libertades que se ha tomado Salles le parecen al escritor albanés perfectamente comprensibles.
Salles, de 45 años, que ayer se confesó amante de las utopías, retrata un Brasil irreal en Abril despedazado. Su próximo proyecto es llevar a la pantalla la vida del Che Guevara.
Babelia
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