Lucía y la crítica
La siempre dura vuelta al tajo se me ha aliviado este año al recibir en pleno agosto dos regalos imprevistos y consecutivos: el estreno de la película 'imperfecta' de Medem y la crítica perfeccionista de Ángel Fernández-Santos, publicada al día siguiente en este diario. Ante el duelo de dos grandes del cine, el espectador siente la tentación de tomar partido, así que en esta ocasión me decanto rotundamente por el bando de la imperfección, compatible con tanta belleza y libertad como exhibe Medem en Lucía y el sexo. ¿Incoherencia en un pasaje clave del guión? Bien, pero ¿desde cuándo la racionalidad mueve al arte? Ante una situación inexplicable inquiere un personaje de Cunqueiro: '¿Hay una explicación lógica?'. Y su interlocutor responde: 'No hay explicación lógica, pero sí poética, que es de orden superior'. Así que felicito al director y guionista por lo que Ángel Fernández-Santos califica de 'excesos de autor', y también a los productores de Lucía y el sexo por su osadía, al desafiar las leyes de la lógica y del negocio. ¡Y a mí que me pega que va a ser un éxito!
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