Bajo la seda, el cuerpo desollado
Sensual y pura, barroca y ritual, la poesía de Pablo García Baena aparece reunida en Recogimiento. Una obra en la que lo sagrado y lo profano son inseparables.
RECOGIMIENTO (1940-2000)
Pablo García Baena Ayuntamiento de Málaga Málaga, 2000 449 páginas. 3.800 pesetas
Pocos poetas existen hoy en España de la estirpe de Pablo García Baena (Córdoba, 1923). Un linaje que, cinco siglos atrás, lo emparenta con el racionero de la catedral de su ciudad: Luis de Góngora y Argote. Y, pues Córdoba -'no había más belleza en este mundo'- respira honda, perfumada o destruida, en sus versos, su delicada, minuciosa, áurea, forma de tallar la palabra, su fervor por ella, trabajada como tesela, incrustada en un cuadro de Klimt, le acerca a joyeros y orfebres, artistas de su tierra. Ataujía y ataurique verbal. No es baladí vincular el tramado y cañamazo de su bordada escritura con sus propios tapices. García Baena es, en lo privado de la lectura, una voz no confundible, inmediata y perfectamente identificable. Y en lo público, ya reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Recogimiento reúne su poesía (hay dos recopilaciones anteriores, en 1982 y 1998) desde 1940 a 2000. Es decir, del primer libro, Rumor oculto -señala Fernando Ortiz en su introducción que en él 'asoma ya un mundo y unos conflictos propios'-, al, por el momento, último, Fieles guirnaldas fugitivas. Entre ambos, Mientras cantan los pájaros, Antiguo muchacho, Junio, Óleo, Almoneda, Antes que el tiempo acabe... luz que va de Getsemaní a Athos, de la plaza del Potro a Venecia, y espléndidos poemas, por citar uno, 'Nombre'. Un recorrido, no extenso, intenso sí, para gozar una obra en la que lo sagrado y lo profano son siameses, difícil separar los corazones sin dañar el cerebro. Obra tomada por una sensualidad trágica, que conduce a crear -e induce a leer- con cuidado ritual, tal es la ceremonia lingüística de la que nace y que, a su vez, genera. Ara verbal. Y en ella, los elementos de su transubstanciación: barroquismo, musicalidad, color, suntuosidad. Vida. Amor. Pero, no menos, ahondamiento, pureza, sacrificio. Desengaño. Muerte. Concatenación equiparadora que encadena y libera los contrarios: 'Entrégame en tus labios, amor, muerte, tu edén'. Porque, bajo la seda adamascada, el cuerpo puede estar desollado.
Pablo García Baena es, frente a la apariencia y ciertas opiniones, un poeta realista, su mundo se alza fantástico pero no se evade fantasioso, y con la Epístola moral a Fabio, con Luis Cernuda, con el Soneto de la guirnalda de rosas de Federico García Lorca, sabe bien del más implacable de los inquisidores, el Tiempo. Magnificat de la tribulación.
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