SILENCIO EN EL ANIVERSARIO DE DIANA
En el cuarto aniversario de la muerte de Diana, princesa de Gales, la apatía y desinterés marcó la pauta de la jornada. No hubo actos oficiales y la cara sonriente de la princesa del pueblo brilló por su ausencia en los principales telediarios del país. La familia Windsor lleva tiempo intentando mitigar la admiración que lady Di suscitaba en vida y la devoción que su inesperado fallecimiento provocó en un pueblo muy poco dado a los arrebatos emocionales. Y cada 31 de agosto se encierran detrás las muros palaciegos. 'Lo recordarán a su manera', fue el escueto y arrogante comunicado del palacio de Saint James, la oficina del Príncipe de Gales. No trascendieron detalles sobre los planes del heredero de la Corona, ni de los hijos de ambos, Guillermo y Harry, para tan fatal jornada. El príncipe Carlos continúa sus vacaciones en el Castillo de Balmoral, la finca de la Reina Isabel en Escocia, y es posible que Guillermo estuviera en la zona preparaando su ingreso en la Universidad de Saint Andrews, junto al famoso campo de golf, donde inicia este mes estudios de arte. Pero no todos los británicos están dispuestos a olvidar a Diana. Sus más fieles seguidores se acercaron a su antigua residencia, en el centro de Londres, para brindar un nuevo tributo a su princesa favorita. Llegaron con ramos de flores, ositos de peluche y poemas de despedida que depositaron junto a la verja del palacio de Kensington. Uno de ellos, Edward Larkin, de 81 años, lucía un disfraz de payaso y lloró al descargar su ofrenda floral. 'Vengo disfrazado porque ella así me conoció cuando visitó un hospital de mi barrio. Me saludó y le di un ramo de flores que había recogido para ella. Era tan cariñosa y genuina', dijo el abuelo sin contener la emoción.
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