Las desgracias no vienen solas
Una cosa es que un partido de oposición, con astutas maniobras tácticas, ponga en dificultades al Gobierno; eso es algo que va de suyo, no sólo en Alemania. Pero otra cosa es que la oposición, por propia iniciativa y sin la menor intervención del Gobierno, se meta en un jardín del que no pueda salir indemne. Lo que ha conseguido la CDU en las últimas semanas en lo que se refiere a la intervención del Ejército alemán en Macedonia es un ejemplo de manual de error político (...)
En lo referente a Macedonia, no ha habido ni una trampa de la coalición gubernamental (...) ni existía la menor necesidad de convertir este tema en un pulso con el Gobierno. Al contrario: el sentido común hubiera debido indicar la mayor prudencia. Desde el principio se corría el riesgo de que la CDU perdiera credibilidad. ¿No había actuado en el contexto de las primeras intervenciones de soldados alemanes en los Balcanes exactamente igual que lo ha hecho ahora el Gobierno de Schröder? ¿Cómo podía, pues, justificar un cambio de opinión tan radical? Pero, sobre todo, en la opinión pública alemana había un amplio consenso respecto a la necesidad de esa intervención en el marco de la OTAN y a que podían aceptarse los riesgos para la seguridad. Querer ignorar ese estado de opinión era sencillamente estúpido. (...) Aún no está claro cómo va a asimilar ese error el partido. Lo que es evidente es que su líder, Ángela Merkel, ha tenido que encajar otro grave revés. Un revés tan grave que quizá haya decidido ya la búsqueda de un candidato a canciller para las elecciones de 2002. (...)
Zúrich, 30 de agosto
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