Días intensos con Chano Domínguez, Estrella Morente y Celtas Cortos
- Diversión sin pretensiones. Al grito de Yo quiero bailar, Sonia y Selena se han convertido en reinas de un verano especialmente generoso con las canciones fáciles que solo pretenden divertir a la gente, sin más. Tras su actuación de la semana pasada en el Parque de Atracciones, un corte de luz dejó colgados varios minutos en La Lanzadera y El Tornado a numerosos seguidores suyos. Esta semana repiten en las fiestas de San Sebastián de Los Reyes, no muy lejos del recinto ferial.
Dile que la quiero es otra de las canciones que atormenta el verano de 2001. Su intérprete, David Civera, inicia el domingo, en el magnífico auditorio al aire libre del centro comercial El Torreón, las fiestas de Pozuelo. Le acompaña en el cartel un grupo diametralmente opuesto: Kat-O-Bit. Su veloz y desinhibido punk-rock les hizo ganar hace un par de meses el certamen Popzuelo 2001. Rocio Jurado, Nacho García Vega o Jarabe de Palo se dejarán caer por ahí la semana que viene.
En San Sebastián, además, habrá una velada en la que los dos grupos participantes, El canto del Loco y Pereza, recogen algo del pop-rock herencia de Tequila. También cabe el heavy metal, género al que se consagran Avalanch, Tierra Santa y Ankhara, mientras que Payo malo, La Puta Opepé y Solo Los Solo se dedican al hip-hop de rima seca, abrupta y callejera.
- El folclor de ningún sitio. El vallisoletano Eliseo Parra revisa la música popular castellana creando un género nuevo. Es la estrella, junto a los madrileños La Bruja Gata, de la muestra de Música Tradicional incluida en los festejos de San Sebastián de Los Reyes, encuentro que se completa con la Asturiana Minning Company y Rodopis, un grupo formado en Madrid por inmigrantes búlgaros.
La música antigua española de las culturas llegadas por el Mediterráneo es la inspiración de Radio Tarifa, que lleva su Cruzando el río, su último disco, a las fiestas de Alcalá de Henares, localidad en la que también sonará el rock contundente y contestatario de Celtas Cortos, cada vez menos celtas, y el intenso y trepidante rock and roll de Ariel Rot, el histórico fundador de Tequila que el pasado sábado tocó ante 200.000 personas en Tenerife. La Vieja Trova Santiaguera y el Conjunto Chappottín hacen valer su veterana sabiduría sonera y cubana en distintos lugares.
Beatrice Binotti recrea la música popular brasileña a su estilo dulce, pero castizo; y Sara Van muestra otras posibilidades del mestizaje latino, de donde no se aleja Paco Campa, un catalán que mezcla rock, reggae y pachanga para propiciar la reflexión.
Los alemanes Ngobo Ngobo se fijan en el ska jamaicano mientras que Malembe busca su sonido en África. El piano de Kike Jambalaya se va hasta el rock and roll americano de los años cincuenta y Finisterrae pretender evocar con música la cultura celta.
- Flamenco y jazz. La enorme voz de Estrella Morente abre hoy mismo una semana donde el flamenco se fusiona con el jazz. No es su caso, pero sí el de Chano Domínguez o Pedro Iturralde. Mi cante y un poema, de la Morente, constituye uno de los debús discográficos más esperanzadores de los últimos años. Puritas y partidarios de la fusión no se han enfrentado esta vez y han convenido calificar los cantes de Estrella como maravillosos más allá de los calificativos de jondura o no que pueden ponerle unos y otros. Ella conoce a la perfección -le viene de familia- los cantes que interpreta en el disco y es una delicia escuchárselos en directo.
El gaditano Chano Domínguez ha dotado al piano de jondura, aunque muchas veces se haya mezclado con el jazz. Esta semana solo con su instrumento va a grabar un disco para el sello discográfico que dirige el cineasta Fernando Trueba, un confeso y apasionado admirador del jazz latino, que tiene en Chano a una de sus máximas figuras.
Pedro Iturralde va a pasar la semana en el Central con otro formato completamente distinto al que le tuvo la pasada en Clamores. Ahora es con un cuarteto de saxofonistas alumnos suyos con los que repasará piezas de Falla, Turina, Sarasate o Gershwin. Dejará en algunos momentos su característico saxo para ponerse al frente del piano, faceta con la que se que prodiga poco en público.
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