La oposición exige a Aznar que asuma los errores de Gescartera

PSOE e IU siguen sin creer en el pregonado 'estilo Aznar' de afrontar las responsabilidades ante los escándalos que afectan a dirigentes del PP o altos cargos de su gobierno. El presidente enfatizó en la noche del sábado en Menorca que el PP 'es incompatible con la corrupción' y derivó el pago de las responsabilidades de cualquier comportamiento irregular en ese caso a las decisiones que tomen en el futuro los tribunales. Aznar insistió en la estrategia del PP de diferenciar la actitud oscurantista de los Gobiernos socialistas ante asuntos 'turbios' frente a la determinación que se atribuyó en la voluntad ahora de distintos órganos de la administración que, según él, descubrieron el caso Gescartera, lo pusieron ante los jueces y ordenaron abrir las investigaciones en el Parlamento, a pesar de que cuentan con mayoría absoluta y podrían bloquearlas.

Juan Fernando López Aguilar, secretario de Libertades Públicas y Desarrollo Autonómico de la Ejecutiva del PSOE despreció ayer esa tesis de Aznar, que desaprobó por 'mezquina'. Y le reprochó agriamente que 'haya tardado más de dos meses en decir algo sobre un asunto que le concierne a él en su tiempo de gobierno y sobre el que no puede adoptar la actitud de mirar para otro lado o de realizar las habituales comparaciones impertinentes y desafortunadas con lo que sucedía en el pasado'.

El secretario general de IU, Gaspar Llamazares, tampoco aceptó la 'hipócrita y vergonzosa' explicación de Aznar, o 'admonición moral', sobre su incompatibilidad con la corrupción. Llamazares incidió en que en este caso 'han fallado todos los controles a los que estaba obligado el Gobierno y el relajamiento de los controles públicos es una responsabilidad de Aznar, que tiene instituciones que no funcionan, favorecen el fraude y nombró altos cargos que no merecen confianza'.

Tanto PSOE como IU rebaten algunas de esas presunciones de Aznar, como que el Gobierno hubiera actuado rápidamente o que fuera el promotor de la comisión de investigación que rechazó durante semanas. Varios ministros y dirigentes del PP respaldaron al principio y recientemente al único alto cargo afectado por ahora en este caso, el ex secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez-Reyna, que además dimitió por 'razones familiares'.

López Aguilar coincidió tembién con Llamazares en que el caso Gescartera no puede ser considerado como pretende Aznar 'un escándalo financiero privado ni unas andanzas o trapacerías particulares'. El responsable del PSOE subrayó que este escándalo 'ha contado con la ayuda y la cobertura de un entramado de poder y de influencia política en el que figuran apellidos ilustres del PP, alguno considerado martillo de herejes para los gobiernos del PSOE como Luis Ramallo, gracias al cual se ha podido perpetrar este fraude financiero y engañar a miles de pequeños impositores'.

Llamazares calificó ese entramado como 'contubernio de complicidad de altos cargos del Gobiero y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)'.

López Aguilar advirtió que tras las palabras de Aznar sobre que se intensificarán los controles de los mercados se esconde la pretensión del PP de convertir la próxima comisión de investigación en una 'causa general' contra esos órganos y especialmente contra cómo se creó y funcionó la CNMV desde su inicio, para implicar a anteriores gobiernos del PSOE.