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LA SEVERA CRISIS DE ARGENTINA

Niños sin colegio y con pistola

Unas 300.000 personas viven en Ciudad Evita, el barrio más extenso de La Matanza. Lo construyó el presidente Juan Domingo Perón en los años setenta, en memoria de la ex primera dama. Dicen que desde el aire, la estructura de las construcciones recuerda la forma del rostro de Evita.

Un matrimonio joven que ha vivido siempre en el barrio apunta la inseguridad y la droga como los problemas más alarmantes. La casa de Fabián, de 30 años, y Mary, de 29, exhibe las huellas de la violencia callejera. En el muro hay varios impactos de bala. 'Acá se agarraron a tiros bandas de pibes de 13 y 14 años. Como mínimo hay un muerto cada fin de semana, muchos de ellos por error', dice Fabián. La pareja ha enseñado a sus dos hijos a tirarse al suelo si alguna vez escuchan disparos.

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Hablamos de la gran cantidad de chicos que crecen en la calle y Mary pide la palabra para apuntar: 'Los problemas de inseguridad se deben en gran medida a la falta de escuela secundaria'. Así es como chicos de 13 y 14 años, edades clave, han hecho de la calle su escuela. Las armas están en manos de todos. Los adultos con trabajo, por seguridad, los más pequeños, 'para sentirse superiores'. Otra consecuencia es el aumento de madres cada vez más jóvenes. 'Van a la unidad sanitaria del barrio a parir, sin ningún tipo de información, que tampoco se les facilita en el centro médico', lamenta Mary.

Buena parte de la población de La Matanza son inmigrantes bolivianos y paraguayos. El chófer se queja de que unos niños han arrojado piedras al vehículo. '¿Quiénes?'. 'Los indios, aquí no hay gente, hay indios', contesta.

Rejas y verjas

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En el barrio 22 de Enero llama la atención la cantidad de rejas y verjas en casas que no son precisamente palacios. Uno de los pobladores menciona el sempiterno problema de la inseguridad. La gente se protege como puede. 'No hay trabajo, hay hambre y se vigila'.

Juan Ramón Martínez está en paro desde hace tres años, cobra un subsidio del plan Trabajar de 160 pesos (cerca de 32.000 pesetas), tiene dos hijas y su esposa que, 'gracias a Dios, está trabajando'. 'Lo mío es para paliar un poco'. Los ingresos totales de la familia son 460 pesos mensuales (cerca de 92.000 pesetas), resultado de la suma de los 160 pesos del marido y los 300 pesos que gana la mujer en su trabajo de portera. No duda un instante en afirmar que la gente de La Matanza vive, en su mayoría, 'de changas [chapuzas] y de robar'.

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