Viva el fútbol mestizo
A su manera, Saviola es también la personificación del futbolista de escuela: representa exactamente a la academia de ratones de armario. Aunque se hace llamar El Conejo, tiene los gestos de la ardilla. A la primera señal de peligro, mueve la cola, abre unos ojos como ascuas y levanta el labio con la rapidez eléctrica de un roedor. En la boca del gol sus músculos y el balón mantienen la misma relación de complicidad que la pólvora con la lumbre: recorre la cancha como un buscapiés, juega por anticipación y, ardilla o conejo, explota una forma de diligencia en la que se combinan misteriosamente la agilidad y el olfato.
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