Levadura catalana
A finales del pasado mes de mayo, cervezas Mahou dejó de envasar su marca a orillas del Manzanares. Por esas mismas fechas, otra empresa cervecera, creada mediante la fusión de El Águila y Cruzcampo, vendía parte de sus activos obligada conforme a sentencia del Tribunal para la Defensa de la Competencia. En lo referente a Madrid capital, la anterior marca Henninger desaparecía y su inicial planta envasadora -junto al aeropuerto de Barajas- pasaba a depender de otra empresa íntegramente participada por SA DAMM.
Hasta aquí, los medios de comunicación nos han tenido al corriente. El tan de moda efecto globalizador, generado y dominado por una descomunal fuerza bursátil o financiera interna, mueve sus peones sobre el tablero del mercado actual para cambiar unas costumbres matritenses sin que el más humilde castizo pueda reaccionar. Tomar rica y excelente cerveza, más su correspondiente tapa, como en Madrid en pocos sitios. Por tan simple razón, entre otras muchas, la Villa del oso y el madroño llegó a concentrar el mayor número de empresas cerveceras del Estado en una misma localidad.
Ahora bien, eso no quita merecido reconocimiento o felicitación, como madrileño que soy, para destacar a esta nueva empresa cervecera continuadora y de capital catalán. En los mismos locales donde se han envasado mostos fermentados de merecida tradición cervecera, han sabido seguir empleando al personal con arraigada maestría profesional. Nada más ha sido necesario el desplazamiento de uno o dos técnicos desde Barcelona, el suministro de cereales determinados para preparar el caldo y hacer llegar a Madrid una levadura especial que propiciara en el mosto una fermentación deseada. El resultado -antes de finalizar junio- ha sido un éxito.
Y vengo a decir esto para darnos el máximo valor que, como madrileños, merecemos. Cierto que muchos somos oriundos de otros destinos, hijos de emigrados e inmigrantes llegados al foro, pero con una característica de adaptación genuina y abierta hacia el mejor futuro propio de Madrid. De esta forma, reitero, si los catalanes han empleado su riqueza dineraria para introducirse en el mercado central cervecero, sea en buena hora. Traen trabajo, sigue la producción de cerveza con las ricas aguas capitalinas, y nos preservamos de influencias extranjeras. Gracias al conjunto de hombres y mujeres, en sus diferentes costumbres y lenguas españolas, se conforma un gran país como es el nuestro.
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