Un piloto millonario, un hombre feliz
'La verdad es que cuando llegué a Hungría no tenía demasiadas buenas sensaciones, y así se lo dije a Jean Todt, pero luego todo ha salido redondo. Hicimos todo lo que podíamos hacer'. A buen seguro que Michael Schumacher decía la verdad cuando relataba sus sensaciones después de su triunfo, pero en el circuito de Hungaroring todo estaba preparado desde hace días para celebrar el tetracampeonato del número uno de la fórmula 1. Los seguidores alemanes desplazados al Gran Premio de Hungría -el canciller Gerhard Schroeder se dirigió ayer a Schumacher diciéndole: 'Muy pocos pilotos han marcado la fórmula 1 como usted; le felicito'- adquirían jarras de cerveza con la figura de su ídolo mientras los italianos preferían gorras personalizadas al precio de 4.000 pesetas. Se calcula que Michael Schumacher recaudó ayer del orden de 5.000 millones con el mercadillo de souvenirs conmemorando su cuarto título mundial. En total, Schumi ganaría unos 12.000 millones de pesetas al año, una cifra que le situaría entre los deportistas mejores pagados del mundo, por encima incluso, según algunas fuentes, de Tiger Woods.
Schumacher viaja en avión privado, tiene una flota de coches -entre ellos dos Ferrari y un Lancia- y ha huido de la popularidad que suponía vivir en Mónaco para trasladarse a una casa suiza, junto al lago de Ginebra, aunque por Navidad se retira a una residencia de su propiedad en Noruega y acostumbra a pasar las vacaciones en Francia, Utah y Mallorca, en casas de amigos.
En ningún caso, sin embargo, descuida su preparación física. Es un atleta completo, practica el paracaidismo, acude a menudo a los rocódromos, le gusta la bicicleta de montaña y es un apasionado del fútbol.
Casado con Corina y padre de dos hijos, Schumacher se cuida y sabe cuidarse.
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