En el fondo del mar
Las aguas submarinas de la isla de Benidorm gozan de una gran reserva biológica de fauna y flora
Benidorm cuenta entre sus atractivos turísticos con uno que resulta poco conocido para la gran mayoría de los millones de visitantes que recibe cada año. Justo enfrente de sus playas se alza un pequeño islote, conocido también como la isla de los periodistas. Si bien, la superficie de la misma apenas cuenta con suelo fértil, y de su vegetación sólo cabe decir que está compuesta por matorrales, chumberas y acebuches; en el fondo marino del islote de Benidorm (Marina Baixa) encontramos uno de los tesoros más apreciados del mundo por los submarinistas y amantes de la fotografía acuática.
La enorme variedad de fauna y flora existente se origina por la gran pendiente submarina en los alrededores que permite alcanzar profundidades de hasta 40 metros en apenas unos pocos metros de avance. Ello hace posible que convivan a poca distancia numerosas especies vegetales y animales -muchas de ellas protegidas- muy difíciles de encontrar. Esta circunstancia ha propiciado una creciente actividad submarinista que es vista con recelo y seguida con cierto control por parte de las autoridades municipales, que pretenden seguir manteniendo el reconocimiento de reserva marina de la isla.
Situados justo debajo de la línea de superficie del agua encontramos varias biocenosis según la zona a la que nos dirijamos. Así, es fácil toparse con moluscos gasterópodos y algas fotófilas. En lugares con oleaje menos fuerte se encuentran animales del tipo de las enémonas y actinias. Un poco más abajo, entre las algas, viven organismos animales; algunos fijos al sustrato como la esponja, la anémona y el espirógrafo, otros que pueden moverse libre y lentamente como el erizo negro y el común, y otros que nadan en el agua como los peces fredí y la doncella.
En las rocas menos iluminadas y con menos hidrodinamismo hay algunas algas esciáfilas y varios animales como esponjas, estrellas de mar y nudibranquios. Por el contrario, en los lados sur y oeste de la isla, donde hay suelos arenosos, existe posidonia oceánica, aunque aquí esta fanerógama no forma las conocidas praderas como en Tabarca, sino que son sólo matas dispersas bastante pobres y que apenas llaman la atención del buceador. Dependiendo de las condiciones climáticas, podemos realizar una inmersión en la zona norte de la isla, a menudo más resguardada, donde encontraremos grutas y pendientes que descienden de la superficie, profundizando a mas de 25 metros.
En el fondo arenoso abundan los ceriantos, los salmonetes de gran tamaño y los sargos. Junto a las paredes y en grandes bancos, los espáridos y las obladas se mueven atentos a los buceadores. En zonas más profundas, al nivel de la biocenosis, llamada precoralígeno, hay un poblamiento pobre de algas, pero las morenas y los congrios centran el interés del observador ya que, acostumbrados a la presencia casi diaria de buceadores, son sumamente dóciles y aceptan comida de la mano.
Ahora, la Comunidad Europea ha incluido a la isla de Benidorm en el catálogo de Zonas de Especial Protección de Avés Acuáticas (ZEPAS), lo que conlleva una subvención para efectuar proyectos de investigación, así como la implantación de colonias de otras especies, como recientemente ha sido el caso de la gaviota de audouin.
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