Madrid, 'barrio' latino
Un 60% de los 220.000 extranjeros empadronados en la capital procede de América Central y del Sur, en especial de Ecuador, Colombia y Perú
Madrid tiene un barrio latino. Pero no está delimitado por calles. Lo forman los más de 140.000 vecinos procedentes de América Central y América del Sur, sobre todo de Ecuador, Colombia, Perú y República Dominicana, empadronados en la capital. Julio César Bustamante forma parte de esta comunidad que agrupa al 60% de los 220.000 extranjeros censados en la ciudad.
Contable de profesión, este colombiano de Pereira, de 36 años, abandonó en noviembre su ciudad 'harto de la violencia y de que el sueldo no alcanzase para nada' y en busca de un futuro mejor para sus hijas. Su objetivo era Quebec (Canadá) donde, según supo por Internet, se está fomentando la inmigración de profesionales. 'Hice la solicitud pero, como en un año no me contestaron, me vine a España porque conozco el idioma'.
'Cada día salía a buscar trabajo y pasé unas 30 entrevistas, pero en todas me exigían 'papeles'
A diferencia de otros compatriotas, Bustamante no tuvo que endeudarse para cruzar el océano. 'Usé la liquidación que me dieron al dejar mi trabajo'. Ecuatorianos y colombianos tienen más facilidades para entrar en España que otros inmigrantes, ya que la policía no les exige visado. Llegan con su pasaporte. Pero deben demostrar que cuentan con billete de ida y vuelta y con dinero suficiente para su estancia, unos 2.000 dólares (cerca de 365.000 pesetas) conocidos como bolsa de viaje. Eso les lleva a endeudarse con prestamistas que les dejan el dinero para el billete y la bolsa (que devuelven al llegar) cobrando comisiones de hasta el 25%. La deuda puede alcanzar el medio millón de pesetas.
A Bustamante le esperaba su primo en Madrid. Con él buscó alojamiento en una habitación de la calle del Marqués de Vadillo (Carabanchel), que le arrendaban dos peruanos por 30.000 pesetas, y empezó a trabajar de pintor en Arganda. 'Era extenuante: 12 horas diarias, con una para comer, y para llegar debíamos levantarnos a las 5.00. Además, al ser inmigrantes sin papeles nos pagaban menos que a los españoles, 700 pesetas la hora y sin contrato'. En un mes adelgazó diez kilos.
En busca de empleo El trabajo se acabó en enero. Su salud se lo agradeció, pero no su bolsillo. Se quedó sin dinero para pagar la habitación y tuvo que buscar posada en casa de amigos. Allí empezó su 'martirio'. 'Cada día salía a buscar empleo y pasé por unas 30 entrevistas, pero en todas me exigían papeles', recuerda Bustamante. Era la época en la que, tras la muerte en accidente, el 3 de enero de este año, de 12 inmigrantes ecuatorianos en Lorca (Murcia), los empleadores dejaron de contratar a irregulares por miedo a las multas previstas en la nueva Ley de Extranjería, que entraba en vigor el 23 de enero.
Poco a poco le fueron saliendo chapuzas y en mayo empezó a trabajar de pintor en reformas de pisos. Ese mismo mes llegaron su mujer y sus dos hijas de dos y 12 años. Para el viaje tuvieron que vender la casita que estaban comprando en Pereira y ahora viven en Móstoles en un piso compartido con un familiar. Ella limpia por horas, y él, mientras sigue con la brocha, espera especializarse en el mantenimiento de ordenadores.
Cree que su esfuerzo dará frutos. Planea irse de Madrid -'una ciudad cara'- cuando obtenga los papeles (ha solicitado la regularización por arraigo). 'Mi esposa y yo somos optimistas, creemos que aquí tenemos futuro y nos gusta la paz que se respira', dice.
Como Julio César Bustamante, la mayoría de los colombianos afincados en Madrid -cuyo número se ha quintuplicado en 18 meses- procede del eje cafetero (Medellín, Pereira, Armenia). 'Es una zona con mucha violencia y la gente, desesperada, se marcha', explica Yolanda Villavicencio, presidenta de la Asociación América, España, Solidaridad y Cooperación (Aesco). 'Suelen ser personas de formación media, pero aquí no tienen más remedio que trabajar en la venta informal y los servicios', continúa. Viven, sobre todo, en Usera, Centro y Latina.
El caso de los ecuatorianos es excepcional. Con 68.000 empadronados, es la comunidad de inmigrantes más numerosa de la capital (que es donde vive el 70% de los extranjeros censados en Madrid), a distancia de los colombianos que, con 25.000 miembros, ocupan el segundo lugar, y de los marroquíes (16.000), que ocupan el tercero. Los peruanos (14.000) y dominicanos (11.000) forman grupos más reducidos. Ciudad Lineal es el distrito con más ciudadanos ecuatorianos.
En dos años, la presencia ecuatoriana se ha multiplicado por diez por la grave crisis de este país andino, que ha llevado al éxodo a un 12% de su población. Al llevar poco tiempo en España, entre los ecuatorianos, como entre los colombianos, hay numerosos irregulares. El servicio doméstico y la construcción son sus principales ocupaciones. A menudo viven subarrendados -por horas, por habitaciones...- en pisos alquilados a españoles por otros compatriotas.
La presencia latinoamericana se hace visible en el cada vez mayor número de negocios dirigidos a esta comunidad (y regentados a menudo por españoles): discotecas, locutorios, empresas de envío de remesas, restaurantes, peluquerías... En 1995 nació Ocio latino, una modesta guía que se repartía gratis. Empezó editando 3.000 ejemplares al mes. Un lustro después publica 20.000 cada quincena al precio de 200 pesetas. Sus promotores planean poner en antena un programa de televisión.
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