Expedientados dos guardias civiles que sacaron su arma durante un incidente en un bar de Leitza
La Guardia Civil ha abierto un expediente disciplinario a dos agentes del instituto armado destinados en Leitza que en la madrugada del lunes utilizaron presuntamente su arma reglamentaria para encañonar a varios clientes de un bar de la localidad. Los dos agentes prestaron ayer declaración ante el juez. El suceso se produjo dos días después de que vecinos de Leitza de todos los colores políticos hicieran frente común para rendir homenaje a José Javier Múgica, concejal de UPN asesinado por ETA el 14 de julio.
Las versiones sobre el incidente son contradictorias y la comandancia investiga ahora si sus agentes incurrieron o no en un delito de amenazas. Lo único claro es que los hechos ocurrieron sobre las 5.00 horas del lunes en el bar Gastañaga de Leitza, situado en el número 55 de la calle Elbarren. Los agentes entraron en el establecimiento vestidos de paisano, pero llevaban consigo un fusil oculto bajo la cazadora, según los testigos presenciales. El propietario del bar, Mikel Zabaleta, se inquietó y llamó a SOS Navarra para avisar de que había una urgencia en el establecimiento. Explicó que había dos guardias civiles con un cetme bajo los efectos del alcohol.
Zabaleta recurrió después a la policía foral para que enviaran a alguna de sus patrullas. Mientras tanto, los dos agentes salieron del bar y al cabo de unos minutos regresaron con su pistola reglamentaria, según Zabaleta. En el establecimiento había en ese momento unas 30 personas. Los guardias civiles pidieron a Zabaleta que les sirviera dos copas, pero el propietario del establecimiento se negó. 'No sabía si todavía llevaban el cetme', señaló, 'aunque ya podía ver cómo salía de la cazadora la empuñadura de la pistola. Creí que podía ser peligroso darles todavía más alcohol. Al final lo tuve que hacer porque dieron varios golpes en la barra y me amenazaron con que si no les sacaba los cubatas, me barrían el bar y me pegaban dos tiros'.
Versiones contradictorias
La comandancia de la Guardia Civil asegura que uno de los agentes, que lleva un mes destinado en Leitza, se vio obligado a esgrimir la pistola cuando un grupo de cinco personas se disponía a agredirle por la espalda. Zabaleta, sin embargo, niega esta versión. Y asegura que nadie se ensañó con los agentes. 'Sacaron las pistolas sin más. No hubo insultos, y más vale porque si no hubiesen disparado'.
Minutos después, el comandante del puesto de la Guardia Civil en Leitza entró en el establecimiento y retiró a los dos agentes del lugar. Ambos han tenido que entregar sus armas y de momento se les ha retirado del servicio como medida cautelar. La comandancia informó ayer de que entregará sus investigaciones al juzgado encargado del caso y anunció que impondrá sanciones internas a los agentes si se demuestra que tuvieron una conducta irregular.
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