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CARTAS AL DIRECTOR | CARTAS AL DIRECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El túnel del tiempo

Hace unos días se me ocurrió ir con mi hijo a ver el Museo del Ejército. Pues bien, nos presentamos en dicho establecimiento y comenzamos la visita. Todo marchó sin inconveniente alguno hasta que llegamos a la sala dedicada a la guerra civil española, y ahí fue donde pude comprobar que aquella sala no era sino una puerta para viajar en el tiempo, al pasado: placas informativas con referencias al 'ejército rojo', al que en algún momento se le llamaba el 'enemigo'; alusiones a la 'liberación' de determinadas ciudades, etcétera. Pensé que tal vez hubiera otra sala dedicada al ejército republicano en el que se hicieran alusiones a las tropas 'fascistas' o 'traidoras' a la bandera que juraron. Por ello, me dirigí a un guardia de seguridad de los que vigilan por si alguien piensa llevarse un obús a su casa debajo de la chaqueta, y me informó de que no existía tal sala, pero que preguntase a un celador; así lo hice, y cuál fue mi asombro cuando este señor me dijo que no sólo no había tal sala, sino que además me explicó el porqué, y el quid del asunto -siempre según sus palabras- era porque el ejército republicano era el 'contrario', y que por eso sólo había retratos y alusiones al 'caudillo', con lo cual supuse que mi viaje en el tiempo era aún más retrospectivo de lo que en un momento supuse y que me encontraba entre los herederos directos de tan 'insigne personaje'. Qué alivio sentí cuando por fin salí a la calle y puede comprobar que estábamos en el 2001 y que mi hijo no se vería sometido al pensamiento único de aquella 'cultura' militar. No obstante, me surgieron varías preguntas: ¿el Ejército no ha evolucionado o es que en aquel edificio se mantiene el último resquicio del franquismo? ¿Cuál es la misión de un museo? Si esa finalidad es engañar, en este lugar lo intentan, pero les aseguro que cualquiera se da cuenta de que hay trampa y pocas ganas de enseñar. ¿De quién es responsabilidad que pasen estas cosas y de que no se obligue a la directiva de dicho organismo a modificar los criterios de las exposiciones? No lo sé, pero supongo que habrá un director general de Museos o cargo similar que hace mucho tiempo que no se da una vuelta por este lugar y al que pueda exigírsele, cuanto menos, objetividad.

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