Las denuncias sobre Gescartera obligan al PP a aceptar la comisión de investigación

La avalancha de revelaciones sobre el caso Gescartera forzó ayer al Gobierno y al Partido Popular a aceptar la creación de una comisión de investigación en el Parlamento, y a abandonar su posición inicial de que una subcomisión (con poderes más limitados) era el instrumento adecuado para esclarecer este escándalo. A la densa maraña de papeles falsos y presunta connivencia entre funcionarios y los dueños de Gescartera, de donde han desaparecido 18.000 millones de pesetas, se unió ayer la revelación de que Luis Ramallo, ex diputado del PP y ex vicepresidente de la CNMV, aceptó regalos millonarios del principal acusado en este caso.

Ramallo reconoció que, tras abandonar la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en octubre pasado, aceptó un reloj valorado en dos millones de pesetas, entre otros regalos, de Antonio Camacho, dueño de Gescartera y principal acusado en este caso. Ramallo afirmó que a cambio de todo ello envió a Camacho un cuadro valorado precisamente en dos millones de pesetas. Un portavoz de la CNMV declaró que la presidenta de este organismo, Pilar Valiente, 'no había aceptado' regalos del dueño de Gescartera, pero no quiso precisar si los había recibido y luego devuelto. Lo que sí reconoció Valiente, mediante un comunicado, es que almorzó dos veces con Antonio Camacho 'a petición' de Enrique Giménez-Reyna, entonces secretario de Estado de Hacienda. A las comidas, en noviembre del año pasado y en febrero de este año, asistieron, además de Valiente, Camacho y el propio Giménez-Reyna, Pilar Giménez-Reyna, presidenta de Gescartera y hermana del anterior. Un portavoz de Hacienda aseguró que el ministro, Cristóbal Montoro, 'nunca supo' que su secretario de Estado organizaba estas comidas.