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Crónica:FERIA DE MÁLAGA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Fernando Cámara, al natural

Fernando Cámara estuvo en torero en el que abrió plaza, al que saludó brillantemente por verónicas. Tuvo que hacer al toro, dándole sitio para desahogo de las pocas fuerzas que tenía y poderle prolongar la embestida, lo que consiguió por ambos pitones; destacó especialmente una gran tanda de naturales bien ligados y rematados con el de pecho, en los que obligó a la res a realizar un viaje semicircular, ocupando el torero, para citar, el terreno frente a los pitones. En el cuarto acortó distancias y tal vez ahogó la embestida, pero lo importante es que vimos una persona recuperada, toreando con buen gusto, temple y ganas, que demostró sobradamente al irse tras el estoque al ejecutar a ley una estocada que quedó trasera.

Ortega / Cámara, Califa, Fandi

Toros de Gerardo Ortega: desiguales de juego y presentación. Fernando Cámara: media baja (oreja); estocada trasera (oreja). José Pacheco, El Califa: metisaca, media, dos descabellos (división de opiniones); pinchazo, bajonazo infame (pitos). David Fandila, Fandi: estocada baja (oreja); dos pinchazos, estacada caída (vuelta al ruedo). Enfermería: Fernando Cámara fue atendido de una cornada en la palma de la mano izquierda, de pronóstico leve. Plaza de la Malagueta, 9 de agosto, 5ª de abono. Un cuarto de entrada.

David Fandila es un torero joven, en gran forma física y seguro que con mucha afición, que va mejorando cada día. Largadas cambiadas, verónicas de rodillas y lopecinas constituyeron el repertorio que exhibió en el primero, mientras que en el segundo vinieron nuevas largas, verónicas y rogerinas. Banderilleó al primero de manera espectacular, comprometiéndose en la reunión de dos últimos pares. En el sexto hizo un alarde de facultades y de aguante, que casi lo obligan a dar la vuelta al ruedo tras el segundo tercio. Sin embargo, tras estos dos brillantes prólogos, las faenas de muleta bajaron muchos enteros de manera inexplicable, con el diestro descolocado y fueracacho.

El segundo toro fue un enano con genio, que se vino arriba en el último tercio y entraba a la muleta derrotando. El Califa eligió los terrenos de fuera y, naturalmente, no pudo resolver la papeleta. Peor fue en el quinto, pues si bien empezó voluntarioso, logrando algún natural de buen trazo y mano baja, se empeñó en torear hacia arriba sin templar y permitiendo que el toro rematara en la tela cuantas veces como quiso. Además, se perdió en un machaqueo sin sentido que llegó a términos de pesadez y, para colmo, con la espada recetó un bajonazo chalequero que en nada nos recordó al torero honrado que triunfó en Madrid.

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