Cultura de acceso público
Hace varios meses que no voy al cine, y el cine me gusta, y el teatro, pero es que ambos suponen un gasto que no está siempre al alcance de mi bolsillo.
Mientras paseo por la ciudad, tropiezo con un montón de gente compartiendo un momento (¡y eso de compartir ya me alegra el espíritu!). Me acerco y disfruto de lo que varios artistas están ofreciendo allí. Encuentro sonrisas, aplausos: gente disfrutando, haciendo del paseo diario algo diferente, entretenido, sin duda positivo. Y es que estos artistas que trabajan en la calle generan en mí muchas emociones positivas y yo valoro mi sonrisa. Esa capacidad que tienen para transmitir, hacernos sentir y vivir un buen momento. Y ellos no me cobran entrada, puedo acceder a la cultura de acuerdo a mis posibilidades.
Son peruanos, argentinos, ecuatorianos... artistas que nos traen un pedacito de su país, nos acercan su cultura. Conviene recordar cómo algunos de estos países fueron receptores de vascos que emigraron allá en busca de prosperidad, recordar las condiciones socioeconómicas que atraviesan estos países en este momento. Conviene recordarlo en estas fechas de tanta sensibilización respecto a la inmigración. Y los donostiarras somos gente abierta a lo que viene de fuera, hospitalaria, no cerramos puertas a una actividad de la que tanta gente puede disfrutar.
¿El motivo de esta carta? Pues porque esta vez (y no es la primera), la Policía Municipal ha interrumpido un espectáculo robándonos ese momento de disfrute.
Señor concejal de Tránsito: permita, legalice esta forma de expresión cultural que tanto beneficio emocional nos aporta. Se trata de dar y recibir y no buscar sólo el beneficio propio.
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