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La Comunidad estudia un nuevo trazado para la Cañada Real

La Ley de Vías Pecuarias prevé la modificación del trazado como un mecanismo excepcional

La Comunidad y el Ayuntamiento están estudiando un nuevo trazado de la Cañada Real para dar una salida al conflicto planteado por la multitud de construcciones, algunas con más de 20 años de antigüedad, que han proliferado en esa zona protegida y, por tanto, no urbanizable. Esa medida se planteó en una reunión en la Consejería de Medio Ambiente, en la que se analizó la situación urbanística de varias empresas, algunas tan conocidas como el vertedero de Valdemingómez. Esa consejería está buscando una vía de salida a las situaciones urbanísticas irregulares que se han detectado en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama. En concreto, en marzo pasado celebró una reunión a la que asistieron el gerente municipal de Urbanismo, Luis Armada, y representantes de los grupos municipales de la oposición (PSOE e IU), en la que se propuso que los titulares de una serie de empresas y grupos de casas e infraviviendas 'inicien los trámites para la revisión de la situación urbanística'.

Entre las edificaciones figuran explotaciones ganaderas, viveros, chalés, fábricas de madera y maquinaria, naves industriales, garajes, bares, hoteles, una empresa de venta de piscinas, los vertederos de Valdemingómez y de Las Dehesas y una planta de tratamiento de lodos. Todos ellos tienen que revisar su situación urbanística, según se recoge en el acta de la reunión. Una situación que, según los técnicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo, no sería posible en los asentamientos incluidos en el ámbito de la Cañada Real, ya que se trata de terrenos públicos 'no urbanizables'. Por ello, 'en la Consejería están estudiando una modificación del trazado de la Cañada', afirman en Gerencia.

Fuentes del Gobierno regional confirmaron el pasado viernes que se está trabajando en un nuevo recorrido de la Cañada, pero especificaron que es el Ayuntamiento el que debe presentar la propuesta de trazado, para que los técnicos de la Comunidad evalúen si ese nuevo recorrido se corresponde con las zonas por las que tradicionalmente atravesaban los rebaños de ovejas. Medio Ambiente se ha puesto en contacto también con las asociaciones de vecinos afectados. En la Cañada Real Merina se calcula que existen más de 2.000 construcciones ilegales.

Para definir el nuevo trazado hay que revisar 'la propiedad de los nuevos terrenos afectados, su calificación y los desarrollos urbanísticos previstos', señalan en Medio Ambiente. La Ley de Vías Pecuarias, aprobada por el Gobierno regional hace tres años, recoge la posibilidad de modificar el trazado de las cañadas cuando se considere que los asentamientos humanos han proliferado tanto que, aunque se desalojaran, no sería posible recuperar esas vías pecuarias. Las cañadas eran los caminos por donde los rebaños de la Mesta atravesaban la Península en busca de pastos, unas zonas que gozan de protección especial. Cuando no pueden ser utilizadas como tales, adquieren la condición de bienes patrimoniales de la Comunidad y deben ser destinadas a actividades de interés público o social. Pero, en el caso concreto de la Cañada Real Merina, los 6 kilómetros que discurren por el distrito de Villa de Vallecas, en el límite con Rivas-Vaciamadrid, se han convertido en el mayor poblado de construcciones ilegales de España, según Urbanismo.

El Ayuntamiento lleva años enzarzado en pleitos para intentar desalojar a los titulares de esas construcciones ilegales, pero, con el paso del tiempo, algunos de ellos han consolidado sus derechos ante los tribunales, que han reconocido en su favor la aplicación de una norma de 1974. Con los años, antiguas chabolas se han reconvertido en casas con patio y piscina, junto a las que desde 1995 han proliferado nuevas infraviviendas, ocupadas fundamentalmente por inmigrantes.

Si se modifica el trazado, parte de esas construcciones podrían legalizarse y el Ayuntamiento tendría que dotar a la zona de servicios básicos como alcantarillado, luz o transporte público.

Batalla campal

Los enfrentamientos entre los ocupantes de la cañada y el Consistorio se endurecieron en septiembre de 1999. Los servicios municipales intentaron entonces derribar dos viviendas, pero se les enfrentaron los vecinos en una batalla campal que acabó con seis heridos, cuatro de ellos agentes antidisturbios a los que los vecinos recibieron con palos y piedra.

Desde la oposición municipal, Cristina Narbona, portavoz adjunta del PSOE, señala que su grupo, en principio, no se opondrá al cambio de trazado, aunque considera que se trata de un 'mecanismo excepcional'. Inés Sabanés, portavoz de IU, señala, por su parte: 'Siempre hemos estado por el mantenimiento de las cañadas, aunque está claro que hay que buscar una solución a los asentamientos que llevan años allí. Definir un nuevo trazado es un mecanismo excepcional, y antes de tomar esa decisión hay que analizarla muy bien. Parece un paso para ir solucionando un problema, pero no hay que olvidar que hemos llegado a la actual situación porque el Ayuntamiento lo ha consentido mucho tiempo'.

Tanto Sabanés como Narbona consideran que, ante todo, 'lo primero sería resolver la situación social que hay en la cañada. Hay un gran número de infraviviendas, y ese problema sólo se puede solucionar realojando a esas personas'. Narbona remarca también que 'habría que ver si van a vestir a un santo para desvestir a otro'.

'No se trata de hacer un trazado paralelo 10 kilómetros más allá del actual', continúa la edil socialista. 'La nueva cañada tiene que tener algún punto de contacto con el camino por el que tradicionalmente pasaban las ovejas. Además, si se aborda como un mecanismo para solucionar el problema de ocupación que tiene la cañada, habría que considerar también si puede haber otros afectados por un tema similar en los terrenos colindantes o si hay expectativas urbanísticas en los mismos. En todo caso', concluye, 'tendrá que abrirse un periodo de alegaciones cuando el Ayuntamiento proponga el nuevo trazado'.

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