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Reportaje:

Se ofrece experto en detectar mentiras

Un polígrafo se dedica a vender sus servicios a compañías de selección de personal y detectives privados

A José Antonio Fernández de Landa, maletín en mano y gafas oscuras, no hay quien le engañe. Hace ya 13 años que, tras pasar por el departamento de seguridad de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, se dio cuenta de que lo suyo era vivir de las mentiras. Por eso, hace 13 años, tras formarse en Israel y EE UU, decidió ponerse del lado de la verdad y ofrecer sus servicios a todo aquel que se huela una falsedad y tenga dinero suficiente para desmontarla. Desde entonces dice haber sacado verdades como puños a unas 2.600 personas con un único aparato: el polígrafo o detector de mentiras.

Un aparato que, según asegura Fernández de Landa mirando fijamente a los ojos, tiene dos utilidades: 'Confirmar las sospechas y probar la inocencia' . Este hombre, que colabora en algunas investigaciones con el departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma, le ha sacado su partido a una disciplina que se enseña en universidades americanas con la misma naturalidad que las matemáticas en España: la psicofisiología forense.

Maridos desconfiados y empresas donde la honradez es imprescindible acuden a él

Los principales clientes de Fernández de Landa, de 46 años, son detectives privados, abogados, empresas que dudan de la honorabilidad de sus empleados e incluso agencias que se dedican a la selección de personal 'de alta confianza'. Todos ésos y muchos particulares que desconfían, por ejemplo, de la fidelidad de su cónyuge o de que su hijo mantenga hábitos sanos cuando sale los fines de semana.

'Todo estímulo psicológico, como una pregunta, conlleva una respuesta fisiológica', asegura Fernández de Landa sin sombra de duda. 'Cuando el cerebro comprende el significado de esta pregunta analiza el riesgo que comporta para el sujeto decir la verdad y se desencadena esta respuesta'. Para analizarla, el polígrafo mide cuatro canales: la respiración torácica, la abdominal, la sudoración y la tasa cardiaca. Pero, recientemente, Fernández de Landa (www. geocities.com/polyscan) ha incorporado un segundo aparato, del que es representante en España, para añadir mayor credibilidad a sus exámenes: un analizador de voz.

Los indicadores se dispararon en uno de sus últimos casos: un marido al que su esposa, en un momento de debilidad, le había confesado una antigua infidelidad con un mozo italiano. 'El hombre quería saber si esta situación se había repetido', explica Fernández de Landa. Y, después de que la esposa consintiera someterse al detector-una condición imprescindible- con la esperanza de salir inmune, el test reveló la verdad: su cliente tenía motivos fundados para dudar de su esposa.

Pero los clientes (unas 60.000 pesetas por test si no tiene que desplazarse) no son únicamente particulares desconfiados. Fernández de Landa ha trabajado para alguna empresa de trabajo temporal como complemento a los exámenes psicotécnicos -algo que tuvo que dejar cuando los sindicatos denunciaron esta práctica- y para compañías que necesitan estar seguras de que sus empleados son capaces de guardar un secreto. 'Son empresas que están desarrollando tecnología punta, en las que la competencia estaría muy interesada, o bien de seguridad, que trabajan con escoltas o custodian mercancías muy valiosas', explica. Y añade: 'A algunos de sus empleados se les pasa cada seis meses un test para estar seguros de que no se van de la boca'. También lo ha empleado en alguna empresa cuando había desaparecido un material valioso.

Fernández de Landa necesita dos horas para desentrañar una mentira. Primero realiza una entrevista en profundidad al afectado. Y luego le lee las preguntas (un máximo de 12) que le va a realizar cuando le conecte a la máquina. Algunas son irrelevantes y otras van al grano. 'No se pueden hacer exámenes más largos, el sujeto se termina habituando', dice. Y otro inconveniente: 'Hay gente más emocional y gente más fría, que en teoría estaría más capacitada para ocultar la verdad, pero el polígrafo permite ajustar la sensibilidad'. Cuando nunca funciona, reconoce, es con los mentirosos patológicos.

José Antonio Fernández de Landa aplica el analizador de voz y el polígrafo.
José Antonio Fernández de Landa aplica el analizador de voz y el polígrafo.

Los titubeos de Aznar

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