'El retraso de la nueva tecnología de móviles replantea el negocio'
Como empresario tiene una de las biografías más exitosas que se recuerdan en los últimos años. En menos de una década ha conseguido convertir dos pequeñas sociedades (Ocisa y Padrós) en un gigante como ACS, el cuarto grupo constructor y de servicios de España. Antes había transitado por el agitado mundo de la política, adscrito a UCD. Y, sin embargo, su salto a la fama le ha venido de la mano del Real Madrid, cuya presidencia ocupa desde hace un año.Florentino Pérez es consciente de que su notoriedad tiene origen futbolístico, pero también reivindica su perfil de hombre de negocios. La espectacularidad del fichaje de Zidane, por más de 13.000 millones de pesetas, no ensombrece su gestión al frente de ACS, una empresa que facturó más de medio billón de pesetas el año pasado. Sus principales objetivos son convertir ACS en una gran empresa de servicios y consolidar su apuesta por las telecomunicaciones a través de Xfera, el cuarto operador que ganó una licencia para la telefonía de tercera generación (UMTS), que permite la transmisión de imágenes y de Internet a alta velocidad.
Fundamentalmente soy presidente de ACS y mis ratos de ocio los dedico al Real Madrid
Pregunta. ¿Cómo compatibiliza su tarea de empresario como presidente de ACS y su faceta más pública como máximo responsable del Real Madrid?
Respuesta. Yo soy fundamentalmente presidente de ACS, y mis ratos de ocio, en vez de dedicarlos a otra cosa, los dedico al Real Madrid. Para mí, dedicar esos momentos al club es un privilegio y un placer. No juego al golf, no voy de caza..., y ese tiempo libre lo paso en el Madrid.
P. Hace un año fue uno de los abanderados de que las constructoras apostaran por las telecomunicaciones. Hoy, sin embargo, ese sector se ha convertido en un tabú y todo el mundo quiere huir de las tecnológicas. ACS tiene una posición muy fuerte en Xfera. ¿No le teme a esa apuesta, máxime cuando dependen de una tecnología como la UMTS que no está aún disponible?
R. Los tiempos que se han vivido en el mundo de las telecomunicaciones han ido incluso más rápidamente que la tecnología. Y no cabe duda de que hay que adaptarse. Es cierto que en Xfera tenemos que reconsiderar todo el planteamiento financiero y económico del proyecto. Pero no estamos ahí de una manera especulativa, porque éste es un proyecto para toda la vida. Seguro que haciéndolo bien, y cuando la tecnología esté lista, seremos rentables.
P. ¿Parece que no hay consenso sobre ese grado de confianza que usted manifiesta sobre el futuro de la UMTS?
R. La UMTS ha sufrido un retraso tecnológico en todo el mundo, y eso nos obliga a un replanteamiento del negocio, pero nosotros seguimos estando encantados con la licencia.
P. Xfera ha anunciado que no tiene más remedio que empezar a operar con la tecnología actual disponible (GPRS). ¿Va a ser eso posible? ¿Se han solucionado los problemas legales? ¿Cuándo comenzarán a operar?
R. Estamos trabajando con la Administración para poder aprovechar este periodo intermedio hasta que se disponga de UMTS, que puede ser un año aproximadamente, para comenzar a operar e ir creando un mercado con la tecnología que hay ahora. Eso es mejor que la otra alternativa, que sería cerrar y esperar a que llegara esa tecnología.
Estamos hablando con Airtel y con todos los operadores para utilizar su red y con la Administración, y estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo para poder comenzar a operar en los próximos meses. Pero que nadie tenga ninguna duda de que la UMTS es una tecnología que, aunque con un pequeño retraso, vendrá y revolucionará las telecomunicaciones.
P. ¿Comparten ese entusiasmo los demás accionistas de Xfera, como FCC o su socio Sonera? ¿No percibe que muchos tienen ganas de vender?
R. No tengo esa sensación. Nosotros vamos a invertir en Xfera cerca de 100.000 millones de pesetas durante los próximos años. Creo que el accionariado es estable. Tan sólo queda pendiente repartir el 7% de Mannesman, sobre el que tenemos derecho Vivendi, Sonera y nosotros.
P. Han estrechado su acuerdo con el operador finlandés Sonera uniendo sus participaciones en Xfera. Ese acuerdo también incluía la entrada de ACS en los consorcios de UMTS en los que participa Sonera en Europa, como Italia o Alemania.
R. No vamos a entrar en esos consorcios, porque el sistema de subastas que se empleó para adjudicar las licencias ha encarecido mucho el precio.
P. Y la tasa radioeléctrica que les impuso el Gobierno (27.000 millones de pesetas para este año), ¿no pone en peligro la viabilidad financiera del proyecto?R. Estamos negociando con la Administración su rebaja, pero aún no sabemos la cuantía de ésta. Tenemos una relación muy fluida con los ministerios implicados [Economía, Hacienda y Ciencia y Tecnología]. Creo que son conscientes de que el panorama ha cambiado y, como el resto de las administraciones de Europa, están intentando adaptarse a esta nueva realidad.
P. ¿Siguen interesados en invertir en otros proyectos de telecomunicaciones?
R. Estamos en Xfera, en Broadnet y tenemos a nuestra filial Cobra, que estamos orientando hacia servicios de mayor valor añadido. No pensamos en ninguna adquisición más.
P. ACS se ha apuntado a la moda de presentarse como una empresa de servicios.
R. Las constructoras han evolucionado hacia empresas de servicios, que tienen cultura de contratista, ya sea en concesiones de transportes, autopistas o telecomunicaciones. ACS está inmersa en esa evolución y, de hecho, el año pasado ya facturó más en actividades de servicios (52%) que en construcción. Nuestra estrategia es seguir profundizando en esa diversificación, en actividades que tengan cultura de contratista.
P. ¿Y esa estrategia cómo se concreta, por ejemplo, en el caso del sector de los transportes? ¿Les interesa la compañía Trasmediterránea?
R. En ese campo hemos ido creciendo a través de Continental Auto y sobre ese cesto queremos construir una empresa que incluya distintos modos de transportes. Queremos operar en ferrocarriles en cuanto se liberalicen, aunque sólo para transporte de pasajeros; las mercancías no nos interesan. En cuanto a Trasmediterránea, no es estratégico, pero nos hemos interesado en el cuaderno de venta.
P. ¿Y cómo va el negocio de la construcción? ¿Van a apostar por invertir en el extranjero como sus competidores?
R. A 30 de junio hemos cubierto los objetivos que nos marcamos y cumpliremos también los que fijamos para el conjunto del año, en que esperamos crecer entre el 10% y el 15% en facturación y entre el 20% y el 25% en beneficios.
En cuanto a la salida al exterior, nos presentamos a todas las oportunidades que salgan para concesiones de infraestructuras, como los planes de autopistas de peaje de Irlanda y Grecia. Pero en construcción pura y dura nos seguiremos circunscribiendo a España y a Portugal, porque éste es un negocio de alto riesgo en el que es preciso conocer muy bien el país.
P. En España, el Plan de Infraestructuras 2000-2007, con más de 17 billones de pesetas, les va a suponer un buen empujón. Por cierto, ¿cree usted que la financiación del plan está asegurada?
R. Tanto el Plan de Infraestructuras como el Plan Hidrológico garantizan estabilidad al sector durante muchos años, al menos hasta el 2006. Y seguro que hay financiación, porque gran parte de la misma viene de los fondos europeos, que no sólo no se van a perder, sino que el Gobierno ha luchado para que se prolonguen más allá del 2006. El resto viene de los presupuestos públicos, y otra parte, de la financiación privada. Esos dos planes garantizan la estabilidad de este sector durante muchos años.
P. Y la tan traída y llevada financiación privada, ¿en qué se concreta?
R. Tanto el Ministerio de Hacienda como el de Fomento están trabajando en buscar fórmulas adecuadas para hacer posible esa financiación, que ya se ha puesto en práctica. Pero no hay que engañarse. La financiación privada de infraestructuras siempre será un complemento de la financiación pública. Así ha sido y así será. De hecho, dentro del Plan de Infraestructuras hay más porcentaje de fondos públicos que privados.
P. Colegas suyos como Santiago Foncillas (Dragados) o Marcelino Oreja (FCC) dicen que Francisco Álvarez Cascos es el mejor ministro de Fomento de la historia. Usted tenía muy buena sintonía con el anterior ministro, Rafael Arias-Salgado. ¿Comparte ese entusiasmo por Cascos? ¿Y por Anna Birulés?
R. Como contratista que soy, todos los ministros me parecen excelentes... Todos los ministros de Fomento son buenos y las comparaciones siempre son odiosas. Todos están haciendo un esfuerzo tanto en el tema de infraestructuras como en el de telecomunicaciones, y ambos se están adaptando a la realidad de cada momento.
P. En el mundo de las constructoras, ¿se ha acabado con las comisiones de las que hablaba Borrell?
R. Desde que ocupo la presidencia de ACS, en 1992, nunca he visto nada de eso.
P. ¿Hay fusiones a la vista en el sector?
R. La construcción ha evolucionado muy positivamente en los últimos años. En este momento, el sector está en un periodo de reflexión sobre cuál debe ser su futuro. Todos hemos crecido de manera importante en los últimos años, pero también hay una realidad: la dimensión de las empresas españolas, apropiada para nuestro país, es pequeña respecto a otras del mundo. No descarto fusiones.
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