El porno 'chic' invade los anuncios
Una mujer completamente desnuda y en postura más o menos lasciva; una chica medio desnuda, arrobada a los pies de un hombre; una mujer desnuda y a cuatro patas junto a ejemplares de ganado caprino; una escena que da alas a la fantasía de una violación colectiva; un conjunto de muchachas charlando sobre sus pechos explosivos...
Este tipo de imágenes se utilizan para vender marcas de lujo. No son chicas de calendario, sino mujeres multidimensionales, supuestamente reflejo de la sociedad actual, que dan la impresión de integrar con naturalidad el desnudo, la violencia o la sumisión. La moda publicitaria del porno chic se encuentra bajo el punto de mira de la Oficina de Verificación de la Publicidad, un organismo que existe en Francia desde hace veinticinco años.
Entre los anuncios estudiados figuran cuerpos femeninos encadenados, mujeres en posturas animales e imágenes que sugieren violencias conyugales
En términos cuantitativos, la situación tampoco parece tan grave: el número de anuncios 'desaconsejados' fue de 71, entre los casi 15.000 revisados el año pasado. Pero esto es precisamente uno de los nudos del problema. Para los creadores de publicidad, esos pocos anuncios de porno chic constituyen en realidad un éxito, porque consiguen eclipsar otros más convencionales.
Entre los anuncios estudiados figuran cuerpos femeninos encadenados, mujeres en posturas animales e imágenes que sugieren violencias conyugales. En algún caso resultan chocantes sin recurrir a imágenes de mujeres reales: basta un dibujo, por ejemplo, el de la chica pija que comenta, ante un paquete de edulcorante: 'Yo no he inventado el polvo, pero sé utilizarlo'. Cinco de cada diez mujeres se declaran 'sorprendidas' por la imagen que la publicidad presenta del sexo femenino, según una encuesta patrocinada nada menos que por el Gobierno francés.
El porcentaje de féminas golpeadas por ese tipo de anuncios supera el de hombres, que se dicen sorprendidos en la proporción de cuatro de cada diez. La diferencia de opiniones, en función del sexo de los consultados, en realidad no es tanta. Más significativo resulta el dato de que el 49% del total de las mujeres y el 57% del total de hombres no manifiestan sorpresa alguna por la imagen de la mujer proyectada desde la publicidad. Una señal de que la cuestión preocupa a una parte de la sociedad, pero está lejos de agredir a la mayoría.
El Gobierno de izquierdas no ha tomado una decisión firme para combatir esas tendencias publicitarias. Pero tiene dentro a su Pepito Grillo, la secretaria de Estado de los Derechos de la Mujer, Nicole Péry. Sólo es uno de los 33 miembros del Gobierno, pero piensa liar a otros colegas en el impulso a actuaciones que den la impresión de que el ojo del Estado vigila de cerca las desviaciones de la publicidad. En ese debate incide un informe de expertos, encargado por la secretaria de Estado. En nombre de la libertad, los medios de comunicación se llenan de anuncios -y las calles, de carteles- donde se explota la discriminación de las mujeres o se las presenta de maneras que muchos juzgan como 'humillantes o degradantes', según el informe, que arma los argumentos con los que Péry pretende convencer al resto del Gobierno para reaccionar. El informe declara la guerra a una simplificación: presentar a las mujeres bien como marujas, bien como putas.
Hacia la paridad
Para algunos publicitarios parece como si no existieran los matices, los grises, el respeto a la gran mayoría. La acentuación de una u otra característica sorprende en Francia, donde las mujeres no sólo se incorporaron muy pronto a la vida laboral, sino que actualmente caminan hacia la paridad con los hombres en los cargos políticos representativos -por imperativo legal, bien es cierto- y donde el porcentaje de mujeres entre los creadores de empresas es ya del 30%.
Las propuestas del grupo de expertos combinan los objetivos de reforzar el debate en la sociedad civil con los llamamientos a la responsabilidad de los profesionales, sin excluir la amenaza de integrar en las leyes nuevas disposiciones antisexistas. Así, los motivos de sanción para las discriminaciones sexuales podrían ser reforzados en la ley sobre la libertad de prensa de 1881, como ya lo fueron las disposiciones antirracistas en 1971. ¿Acaso las mujeres de izquierda han sido atacadas por una ola de puritanismo? Nicole Péry lo explica con argumentos más serios: 'No se trata de tener actitudes moralizadoras, ni de implantar la censura, pero no me gusta ver a mujeres encadenadas y humilladas'. Para la secretaria de Estado, 'la publicidad mantiene la dominación, esa relación de fuerzas ancestral entre hombres y mujeres que nosotros no queremos'.
El actual código francés de la publicidad ya dice que ésta 'debe respetar la dignidad de la mujer y no herir la sensibilidad del público', que la imagen de la mujer 'no debe ser percibida como una provocación' y que 'la publicidad no debe sugerir la idea de una inferioridad de la mujer'. Está bien claro que algunos creadores no dejan que les apriete ese corsé: para Nicole Péry, 'los anuncios igualitarios son raros, mientras los discriminatorios están en auge'. En ese contexto, el objetivo esencial se refiere a las campañas de ciertas marcas de productos de lujo -Dior, Ungaro, Yves Saint Laurent- que 'ofrecen verdaderas escenas en las que la violencia sexual es el núcleo de la historia que el público puede reconstituir'.
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