'La gente quiere música más inteligente'
Acompañó con su voz y su guitarra al poeta Vinicius de Morães y sus canciones han sido grabadas por María Bethânia, Milton Nascimento o la fallecida Elis Regina. Joyce forma parte de la generación más brillante de la música brasileña: la de Caetano Veloso y Chico Buarque. En los años noventa, los DJ londinenses descubrieron a esta cantante y compositora carioca, que tenía ya su público entre los aficionados al jazz y que ahora recorre Japón y Europa -cantó en Madrid, en la sala Suristán, y en Almuñécar, Granada, en el Festival Jazz en la Costa- presentando su disco Gafieira moderna y llevando los ritmos y armonías de la samba a las pistas de baile.
'La primera vez que viajé a Londres, en 1993, quedé impresionada. Entré en un club en el que había dos mil personas enloquecidas, gritando, llamándome... Los DJ me decían que la gente quería bailar con una música más inteligente y que por eso estaban usando jazz y música brasileña', afirma.
'Creo que mi música les atrae porque tiene ritmo', dice Joyce (Río de Janeiro, 1949), que ya desde los años ochenta viajaba a Japón y actuaba a menudo en países europeos como Francia. 'Además acababa de grabar mis primeros discos en Estados Unidos para el sello de jazz Verve. Pero ese boom supuso un cambio muy grande. Me acercó a un público muy joven y con otra visión. La misma música desde perspectivas diferentes'.
'Pensé en Gafieira moderna cuando vi a ese montón de chicos tatuados y con piercing bailando', cuenta. 'Gafieira es el nombre de un baile de salón, que viene de los años treinta en Río de Janeiro, y que en los primeros tiempos se desarrollaba en lugares de mala reputación', explica.
'Una música más de negros, porque sus raíces rítmicas vienen de la samba, y cercana al jazz por el uso de metales al estilo de las big bands. Todavía se practica en viejos salones del centro de Río, y hasta se dan cursos para que la gente aprenda de nuevo a bailarla', asegura Joyce, autora, junto al saxofonista Gerry Mulligan, de uno de los temas de la película de Altman El juego de Hollywood.
En el disco participa Elza Soares, que estuvo casada con el mítico futbolista Garrincha: 'Es la diosa de la gafieira. El símbolo de esa tradición de baile. Y tiene un instrumento que me interesaba colocar en la grabación, que es esa garganta con arena que yo adoro'.
Artistas como Milton Nascimento y María Bethânia han grabado canciones de Joyce. 'La primera que grabó una composición mía fue Elis. Yo tenía 21 años', recuerda.
'Durante una actuación, Elis cantó Esta tarde vi llover con lágrimas en los ojos. El público no entendía nada, pero aplaudió entusiasmado. Elis se había peleado aquella tarde con su marido. Tras el concierto hablé con ella para decirle cuánto me había emocionado la canción. Y ella me contestó: 'Puedes cantar llorando, pero tienes que llorar afinado'.
Joyce grabó en 1980 Feminina, un disco espléndido 'que marca la primera piedra de un camino. Con letras en las que hablo no sobre la mujer, sino como mujer. Entonces eso no se hacía y no estaba bien visto'.
Antes, en 1977, había conocido a Vinicius de Morães. 'Me invitó a trabajar con él y viajamos por Europa y América Latina'. Con aquella fórmula del poeta y diplomático: 'A moça e o violão' ( 'La chica y la guitarra'). 'La chica cambiaba -María Bethânia, Clara Nunes, Marilia Medalha-, pero la guitarra era siempre Toquinho. Así que yo hacía a la vez de Toquinho y de chica', dice riendo.
En 1997, Joyce editó el libro Fotografei você na minha Rolleyflex, título sacado de Desafinado, la canción de Antonio Carlos Jobim y Newton Mendonça. 'Crónicas de cómo veo a Vinicius, Jobim, Milton, Edu, Dori, Chico, Caetano ...', cuenta quien estudió periodismo y llegó a pasar unos meses como becaria en la sección de Cultura de un importante periódico de Río de Janeiro.
'Se puede seguir la historia del siglo XX en Brasil a través de las canciones. Son un auténtico diario', asegura la compositora. Su libro de crónicas lleva una dedicatoria a sus maestros Antonio Carloso Jobim, Vinicius de Morães y Luiz Eça: 'En aquella época los genios eran personas disponibles y sencillas. Vinicius y Tom nos abrían sus casas, sus corazones, sus neveras'.
'Tenían la generosidad de escuchar a los compositores jóvenes y mostrarnos su proceso de creación. Nos enseñaron muchas cosas. El show business acabó con todo eso', afirma la cantante.
Babelia
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