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CONFERENCIA POLÍTICA DEL PSOE

Luchando contra un apodo

Francisco Peregil

José Luis Rodríguez Zapatero no aburrió durante los 46 minutos que duró su discurso de clausura. Bien es verdad que de las 25 interrupciones por aplausos que cosechó de los tres mil asistentes a la Conferencia Política, la más larga de ellas se produjo cuando pronunció el nombre de Felipe González. Tan larga fue que el ex presidente tuvo que levantarse y saludar. Es cierto que otras interrupciones las provocó al mencionar los nombres de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y de José Bono, al que agradeció el apoyo prestado.

Bien es verdad también que Zapatero llegó a encontrarse tan seguro, tan impetuoso y convencido, que se atrevió a interpelar a los militantes, muchos de ellos dirigentes, con una pregunta que a un invitado le recordó los grandes actos de la iglesia evangélica y a otro los del circo de Gabi y Fofó.

-¿Quereis ganar las elecciones...?

Sólo unos pocos contestaron 'sí', y ni siquiera en voz muy alta. Él insistió:

-¿Realmente quereis que ganemos?

Pero el personal no terminaba de arrancarse. Daba igual. Zapatero seguía lanzado. Y los militantes disfrutaron. Sus alusiones a las 'cabezadas' de Piqué ante Bush, al fiscal general del Estado, a las 60 mujeres asesinadas este año por culpa de la violencia doméstica provocaron estruendosos aplausos. Ninguno de ellos superó al que se oyó cuando blandió el nuevo carné del PSOE con una mano y dijo: 'Es un nuevo carné. Pero significa para nosotros lo de siempre: compromiso ético con los demás, ¡un compromiso con la suerte de los más desfavorecidos!'.

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Momentos excepcionales

Hasta provocó varias carcajadas con chistes que parecían desmentir el apodo de Sosoman con el que triunfa en los guiñoles de Canal +. Dijo que se deberían sentir afortunados porque la Conferencia estaba saliendo muy bien: nadie se había perdido en el aeropuerto de Barajas, no había intoxicaciones alimentarias y, 'de momento', no se había producido ningún apagón. Momentos excepcionales en la España de Aznar, según Zapatero.

Y por si no bastara eso, logró unir el agua con el aceite. En su afán por disipar los resquemores de los más izquierdistas del partido, precisó: 'No se trata de un nuevo socialismo, sino de nuevo, socialismo'.

Algunos diputados regionales no querían engañarse a sí mismos: 'Todo esto no es más que una brillante puesta en escena', comentaban. Otros, sin embargo, vieron en el buen fin de fiesta con que remató Zapatero la Conferencia un signo de que el PSOE va en el buen camino, y de que esta vez, 'sí que sí'.

Si alguna vez Zapatero tuvo miedo sobre sus posibilidades, ayer parecía haberlo desterrado por completo.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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